Mujer y marido

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Cuando pensábamos que la fórmula de películas inspiradas en “cambio de cuerpos” entre diferentes estaba agotada totalmente, llega desde Italia “Mujer y Marido” (2017), que, con aire renovado, permite una mirada distinta a este tipo de propuestas.
La comedia del debutante Simone Godano suma algunos tópicos de actualidad como el empoderamiento femenino y revierte algunos lugares comunes de este subgénero, potenciando su aparente liviandad.
Protagonizada por Pierfrancesco Favino (La confesión, Una noche en el museo, Angeles y demonios) y Kasia Smutniak (Perfectos desconocidos), en la simple transferencia de mentes se disparará una serie de equívocos entre los personajes, quienes, además, deberán lidiar no solo con la vida diaria de cada uno, sino con las responsabilidades que conlleva el cuerpo en el que habitan momentáneamente.
Sofia (Smutniak) es la columnista de uno de los programas más importantes de la televisión en donde, a pesar de su belleza, reniega del lugar que en los medios y en la sociedad la mujer ha ido construyendo un camino. Por otro lado Andrea (Favino) es un neurólogo que ha desarrollado una profunda investigación sobre el cerebro humano y la posibilidad de traspaso de información.
Cuando, apresurado por la posibilidad de cierre de su investigación, Andrea le propone a Sofia, que lo ayude con su descubrimiento, nada los haría suponer que esa “transferencia” de ideas terminaría en un experimento fallido que los dejará encerrados en el cuerpo del otro hasta encontrar una solución.
A pesar de contar algo ya visto en infinidad de oportunidades, en miles y miles de películas de diferentes nacionalidades y calidad, “Mujer y Marido” potencia su idea ya probada con éxito al sumar la idiosincrasia italiana a un relato clásico.
Así, si Sofía ahora Andrea, debe lidiar con la menstruación, el gag no sólo vendrá por la imposibilidad de comprender qué es lo que realmente le está pasando, sino que, básicamente, se desencadenará una serie de situaciones adversas para que ese tópico termine por construir un arsenal de chistes y situaciones físicas que evitan regodearse con el lugar común.
La principal virtud de “Mujer y Marido” radica en la habilidad de los protagonistas de potenciar cada una de las situaciones que el guion les propone, dotarlas de entidad y personalidad, y, además, reforzar un plano que acerca la propuesta a comedias francesas en las que los personajes son más grandes que la anécdota.
Godano avanza con el relato a paso firme, y si bien la duración por momentos le juega en contra, las interpretaciones de ambos eluden el trazo grueso y fijan un nuevo estilo dentro del subgénero cambio de cuerpo.