Mono con gallinas

Crítica de Jessica Johanna - Visión del cine

Dirigida por Alfredo León León, Mono con gallinas es una película que pone en foco la guerra entre Ecuador y Perú a través de un drama humano.
En esta ópera prima de Alfredo León León, Jorge es un joven quiteño que, tras ser presionado por su padre para ser alguien en la vida, se alista como soldado para el conflicto limítrofe entre Perú y Ecuador. Primero se enfrenta con la guerra y sus consecuencias cara a cara (la muerte, el hambre, la naturaleza), pero además luego es herido, capturado por el enemigo y tomado como prisionero.

Más allá de ser una película que tiene como centro principal la guerra, Mono con gallinas no llega a ser una simple película bélica, sino que es más bien un drama humano. Lo que hace el director es seguir a este personaje principal: un joven que de repente tiene que enfrentarse a un mundo muy distinto al que creía, desde un lado íntimo.

Una vez prisionero, tampoco se encuentra en la situación que hubiese imaginado. Hay una muchacha que los cuida (a él y a un compañero) y con la cual siente afinidad, pero al mismo tiempo están aislados de su mundo, no tienen noticias de su país y sólo pueden guiarse por su intuición o lo que escuchan, fragmentos. Él termina viviendo toda la guerra allí dentro, mientras se debate cómo seguir. Quedarse o intentar escaparse. ¿Qué hay más allá de ese campamento? Lo que le dicen respecto a que la guerra está llegando a su final ¿es cierto o sólo un modo más para retenerlos?

Esta ópera prima de Alfredo León León está basada en la historia de su tío abuelo, un hombre que, como en la película, fue a la guerra y dado por muerto cuando lo capturaron. Al final de la película, se lo puede ver y escuchar dando testimonio al respecto.