Mochila de plomo

Crítica de Marcela Barbaro - Subjetiva

Mochila de plomo, de Darío Mascambroni
Por Marcela Barbaro

Abordar el salto conflictivo de la infancia a la adolescencia y las dificultad de los vínculos familiares, guiaron la temática de los trabajos del cineasta cordobés, Darío Mascambroni, expuestas en Primero enero (2016), película ganadora de la Competencia Argentina del BAFICI y, en su reciente estreno, Mochila de plomo donde vuelve y profundiza el tratamiento sobre la conformación de la identidad a partir del conflicto.

Tomás (Facundo Underwood) tiene 12 años y carga con la muerte de su padre, asesinado por un hombre que sale en libertad. Desea vengarse y saber la verdad de lo que pasó, pero su mamá (Elisa Gagliano) no se ocupa mucho de él, ni le da las respuestas que pide. Se arregla sólo y sus días transcurren con amigos del barrio, principalmente con Pichin (Gerardo Pascual) quien le presta un arma para cumplir su deseo. Del colegio quedó libre por faltar, y el resto de su familia, un abuelo y los tíos, tampoco lo contienen. Tomás quiere saber la verdad sobre su padre, reconstruir la historia y saldar cuentas pendientes con el pasado.

Con influencias de los entrañables protagonistas de Los 400 golpes de Truffaut, en la piel de Antoine Doinel y de Kesde Ken Loach, Mochila de plomo construye su historia a través del personaje de Tomás, un preadolescente que va de frente sin miedo, con el único límite del utilizar o no el arma que lleva y da título a la película.

La mirada del realizador se centra en captar no sólo la percepción de un joven sobre el mundo adulto, contra el cual se rebela, sino en demostrar la insatisfacción angustiante de crecer solo, sin la contención ni el lugar adecuado. En ese rumbo donde intenta construir su identidad y procesar la ausencia paterna, la puesta en escena gira en torno a él, lo observa de cerca y hace un registro social de su cotidianeidad. Los planos secuencias fluyen como su deambular por los barrios de Villa María, en el recorrido en bicicleta o se detienen durante las charlas en la vereda con otros pibes. Tomás siente que en su casa la ausencia se duplica, el silencio enfatiza las preguntas y el descuido lo alcanza. A falta de respuestas, sale al exterior donde está libre y se mueve constantemente, busca en amigos la compañía y la complicidad de la que carece.

Facundo Underwood, protagonista de Mochila de plomo, acompañado de Gerardo Pascual, se destacan por la frescura y naturalidad que dieron a sus personajes. Ambos oriundos del lugar, otorgaron un plus de verismo al formato de registro directo y crudo, sosteniendo escenas de más tensión o acompañando el suspenso que se fue generando.

Luego de ser presentada en el Festival Internacional de Cine de Berlín, la segunda película de Darío Mascambroni, a pesar de un desenlace que pedía prolongarse un poco más, vuelve a confirmar que el cine nacional Made in Córdoba tiene buen pulso para narrar historias cotidianas que reflejan la tensión transicional de crecer.

MOCHILA DE PLOMO
Mochila de plomo. Argentina, 2018.
Dirección: Darío Mascambroni. Guion: Darío Mascambroni, Florencia Wehbe, Miguel Angel Papalini. Música: Jerónimo Piazza/ Fotografía: Nadir Medina. Intérpretes: Facundo Underwood, Gerardo Pascual, Elisa Gagliano, Osvaldo Wehbe,Agustín Rittano. Duración: 68 minutos.