Miss Peregrine y los niños peculiares

Crítica de Martín Pérez - DiarioShow

Un Burton que vale la pena

"Miss Peregrine y los niños peculiares" abarca temas desde la cercanía y distancia familiar, la discriminación, la eventual categorización de héroe en personas que deben tomar decisiones como nunca han tomado en su vida y la extrema batalla entre el bien más justificado y el mal más aberrante.

Jake Portman (Asa Butterfield), un joven al que le cuesta relacionarse con la crueldad de su generación y hacer amigos, tiene una relación muy especial con su abuelo Abe (Terence Stamp), quien sufre demencia. Jake creció escuchando las historias fantásticas de la infancia de su abuelo, y a pesar de que al crecer fue perdiendo la fe en la veracidad de aquellos relatos, un evento cambiará ese parecer y su vida: antes de morir en un episodio extraño, el hombre le da instrucciones a su nieto de viajar al lugar en el que se crió, un hogar a cargo de Miss Peregrine (Eva Green).

Un poco por intuición y también para descubrir qué fue lo que sucedió en verdad con su abuelo, decide viajar avalado por sus padres como una suerte de duelo por el fallecimiento del ser querido. En ese lugar donde su abuelo vivió junto a los “niños peculiares” de excepcionales poderes, Jake encontrará a todo el grupo, incluida Peregrine, con vida y como si no hubiese pasado el tiempo. Pronto descubrirá que su viaje es más personal de lo que cree y deberá ayudar, tal como lo hizo su abuelo hasta el momento de su muerte, a resguardar la ubicación y las vidas de todos del acecho de Mr. Barron (Samuel L. Jackson).

Con la fantasía que sólo Burton sabe retratar, la película (Basada en la novela de Ransom Riggs de mismo nombre) abarca temas desde la cercanía y distancia familiar, la discriminación, la eventual categorización de héroe en personas que deben tomar decisiones como nunca han tomado en su vida y la extrema batalla entre el bien más justificado y el mal más aberrante (los malos comen ojos de niños).