Mis días felices

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Marion Vernoux habla en “Mis días felices” (Francia, 2013) de la posibilidad de seguir construyendo un futuro a pesar que las puertas se vean cerradas y que se crea que un ciclo ha concluido. Caroline (Fanny Ardant), se ve oprimida y con pocas expectativas de cambiar su horizonte. Depresiva, recibe para su cumpleaños de parte de sus hijas, una membresía del club “Les beaux jours” (título del filme en su original) al que se acerca casi sin ganas.
Detrás de las paredes del lugar primero encontrará el rechazo, rechazo por lo nuevo, rechazo por lo diferente, rechazo por la edad, todo será negativo lo que Caroline encuentre allí. Su marido Philippe (Patrick Chesnais) intentará persuadirla para que, de alguna manera, vuelva al lugar a pesar de la mala primera impresión.
Con poco que hacer durante el día regresará casi sin expectativas, y se topará imprevistamente con Juliane (Lauren Laffitte), encargado de una clase de informática para la tercera edad. El hombre avanzará varias veces sobre Caroline como una ráfaga necesaria para agitarla y estremecer su cuerpo.
Caroline avanzará, luego de ceder a la tentación, en una relación extramatrimonial que la hace sentir viva una vez más, a pesar de la sólida estructura familiar que posee.
La mujer decide apostar a las dos historias sin renunciar a alguna de ellas, haciendo malabarismos y generando situaciones cómicas, sabiendo que la aventura en la que acaba de meterse tiene fecha de caducidad.
Marion Vernoux se introduce en el mundo de una mujer que todavía cree que las oportunidades pueden cambiar la vida y eligiendo planos detalles y, en algunas oportunidades, la mirada cámara cómplice para reforzar la historia.
La actuación de Ardant también permite profundizar en la psicología de Caroline, porque en la complejidad y a su vez simplicidad del personaje, la directora trabaja con algunas cuestiones y tópicos como las relaciones familiares, la brecha generacional, el cumplir mandatos y el de alguna manera tratar de quebrarlos. “Mis días felices” es una mirada femenina sobre el mundo de la mujer, en este caso, entrada en años, y que gracias a la utilización de la banda sonora y algunas escenas dirigidas con virtuosismo se destaca el romance apasionado entre Caroline Juliane que permiten que el film avance de manera natural sin disrupción.
En la historia de esta mujer qué quiere volver a vivir Vernoux no deja nada librado al azar, y también se ocupa del grupo familiar de Caroline, presentado como displicente con ella hasta que Philipe descubren el engaño del que fue parte.
Esta será la bisagra para quebrar la narración y posicionar la película en otro camino, uno mucho más desagradable incómodo para Caroline, y relacionado a situaciones que se desprenden del manejo engañoso de la protagonista. “Mis días felices” es una película simple que bucea en los intentos de una mujer por cambiar su presente, a pesar de saber la fugacidad de su presente. Inmensa Fanny Ardant.