Mi gran noche

Crítica de Luciana Boglioli - La Capital

Una celebración caótica

Alex de la Iglesia siempre se sale con la suya: su visión absurda y desorbitada hace de sus películas una experiencia única. Que sea buena o no, ese ya es otro tema. Lo cierto es que en su nueva comedia, “Mi gran noche”, el director español se embarca en un desfile incesante de personajes excéntricos y situaciones bizarras que no dan respiro al espectador, lo que resulta un tanto extenuante. El relato, protagonizado por Raphael, se centra en la tradicional celebración televisiva que la TV de España realiza cada fin de año, que en ese país se llama “noche vieja”, y donde el cantante español es la figura principal. Todo transcurre en un estudio de televisión, donde se desarrolla la grabación de esta emisión especial, que se compone de una fiesta, recitales en vivo y un gran número de extras haciendo que comen y disfrutan del espectáculo. En medio de esta puesta en escena, todo se transforma en caos cuando el gran cantante, llamado “Alphonso” en la ficción, es amenazado de asesinato. Situaciones extremas y un relato un tanto desordenado y ácido hacen de esta película una opción entretenida pero que no llega a momentos de gloria como sí sucede en sus antecesoras “Muertos de risa” o “Un crimen ferpecto”.