Mi gran boda griega 2

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Aunque utiliza los mismos gags que su antecesora, esta secuela mantiene la gracia, y ofrece una mirada pintoresca sobre las nuevas desventuras amorosas de la familia griega que busca su felicidad en tierras norteamericanas.

Después de catorce años del éxito de Mi gran casamiento griego -2002- llega la secuela, Mi gran boda griega 2, una comedia romántica que se sostiene gracias al ecléctico elenco y por una historia que pone el acento en el choque de culturas, pero enfocado ahora en las tres generaciones de la familia Portokalos, que lucha por mantener su felicidad en tierras norteamericanas.

Nuevamente con el guión y el protagónico de Nia Vardalos, la película regresa con el mismo equipo y con una frase que dispara el relato: "Ya es hora que te cases, te estás poniendo vieja". A Gus -Michael Constantine-, el patriarca de la familia y Toula -Nia Vardalos- casada con Ian -John Corbett-, se suma Paris -Elena Kampuris-, la hija de 17 años que busca nuevos horizontes y una bulliciosa camada integrada por tios, primos, hermanos y abuelos.

Ellos inundan la pantalla con sus graciosas apariciones mientras el patriarca está preocupado por averiguar si es realmente el descendiente de Alejandro Magno. En tanto, se abre otra puerta que tiene que ver con el "verdadero" matrimonio entre Gus y María -Lainie Kazan-, y una celebración que pondrá en juego la unidad familiar y algunos secretos que irá develando la trama.

Aunque la película reitera gags del film original, también mantiene su espiritu intacto a través del encanto y la ingenuidad de algunas situaciones, con momentos lacrimógenos que no la alejan de los tópicos del género. En ese sentido, el matrimonio formado por Toula e Ian atraviesan una crisis de pareja y necesitan recuperar el deseo perdido, pero los mejores momentos reposan en la verborrágica tía Voula -Andrea Martin- que cuenta sus intimidades y en la abuela Yaya que enciende el motor del clan.

Entre amores adolescentes, sesiones de fisioterapia, la lucha contra las nuevas tecnologías y vecinas chismosas, la comedia aprovecha para instalar el tema de la apertura sexual mientras prepara tortas y confites para la nueva fiesta que se avecina. ¿Será la última?....