Mi amigo Enzo

Crítica de Matías Asenjo - Sin Intervalos

Si “MARLEY Y YO” no te hizo llorar lo suficiente, sus creadores nos traen “MI AMIGO ENZO”, otra historia canina para ver con pañuelos descartables.

Vista desde la perspectiva de un perro llamado Enzo (Kevin Costner), la película sigue las lecciones de vida que aprendió el animal de su dueño: un piloto de autos de carrera llamado Denny (Milo Ventimiglia).

Basada en la novela de Garth Stein que lleva el mismo nombre que el título original del film “THE ART OF RACING IN THE RAIN” (teléfono para los doblajistas), la cinta pareciera ser hecha con el único objetivo de hacerte llorar. Y hay que reconocer que ese objetivo es logrado con creces utilizando todo un arsenal de situaciones de las que no podremos permanecer ajenos sin sentirnos identificados, como así también el uso de recursos cinematográficos (como los cambios de perspectiva).

Supongo que todos los que tuvimos mascota alguna vez nos hemos preguntado qué están pensando esos entrañables compañeros. Kevin Costner se encarga en esta oportunidad de despejar esas dudas ya que esta película no se trata de una familia y su perro, sino de un perro y su familia. Sería interesante que Hollywood no busque bellezas hegemónicas hasta en los animales y se la juegue con un buen perro callejero y su particular e inconfundible belleza en lugar del perfecto Golden Retriever.

Sus protagonistas Milo Ventimiglia y Amanda Seyfried nos brindan muy buenas interpretaciones considerando que la película no se detiene demasiado en profundizar sobre ellos, pero como dice el dicho “ni con perros ni con chicos” se puede competir y tal es el caso ya que la voz de Kevin Costner, encarnado a Enzo, es quien se lleva el film impregnando de personalidad a este canino.

En épocas de tanta remake, “MI AMIGO ENZO” es la oportunidad para ver una propuesta que nos brinde algo distinto. Y ese algo son lágrimas. Y muchas.

Por Matías Asenjo