Martirio satánico

Crítica de Jesús Rubio - La Voz del Interior

Remake sin alma
Martirio satánico es una versión insulsa de una película francesa casi idéntica. No le agrega nada ni discute con la original

¿Què necesidad había de hacer una película igual a otra sólo para tener una versión norteamericana? Muchas veces, cuando se hace una remake con el propósito de ampliar el mercado (en vez de ampliar el cine), el resultado cinematográfico es frío, sin alma, insulso. Eso es lo que pasa con Martirio satánico, remake casi idéntica de la francesa Martyrs (2008).

Una remake sólo tiene sentido cuando lo que se quiere conseguir es un resultado distinto a la primera, un resultado que aporte, que sume. La otra alternativa de remake con sentido es cuando se discute con la original, ya sea porque a ésta se la considere mala o polémica. También hay casos de remakes que tienen una intención de respeto y amor con las anteriores, como Psicosis de Gus Van Sant; o las que están hechas en plan ensayo, como las Funny Games de Michael Haneke.

Martirio satánico no es ninguno de estos tipos de remake. Es, por el contrario, una típica película de productores. Pero lo interesante del filme dirigido por Kevin y Michael Goetz es que se pueden reconocer ciertas huellas de la historia del cine, por ejemplo las de la clásica de culto Las torturas de la inquisición (1970). Y si vamos más atrás aún, seguro se encontrarán muchas películas que tocan el género con un argumento similar y que, de algún modo, están presentes.

También es interesante la convivencia de subgéneros que tiene: secta religiosa, terror psicológico, monstruos, secuestros, suspenso, gore, torturas. Pero Martirio satánico también es una película de heroínas (con momentos de leve homoerotismo), de mujeres bellas y fuertes que tienen que luchar para sobrevivir.

De niña, Lucie (Troian Bellisario) fue sometida a un traumático encierro. Tiene una única amiga en la que confía, Anna (Bailey Noble), quien la contiene y acompaña en todo momento. Diez años después del episodio terrorífico de la niñez, Lucie encuentra a la familia responsable de arruinarle la vida. Con ayuda de Anna, Lucie quiere cobrar venganza. Lo que no sabe es que todo se le irá de las manos. Juntas tendrán que pelear y salir de una pesadilla.

La película apuesta al terror más que al susto, y ese es un punto a favor. Pero no alcanza, le falta comprender su propósito, para qué está hecha, más allá de pasar el rato con un balde de pochoclos.