Maravilla, la película

Crítica de Lucas De Caro - Toma 5

“MARAVILLA, LA PELÍCULA”: EL SHOW DEBE CONTINUAR

Boxeo, cine e historia parece ser una combinación que en principio genera algo de ruido si hablamos de un deportista de unos 39 años que hasta el día de la fecha todavía sigue vigente: Sergio Maravilla Martinez. A menos de un mes de su próxima pelea, en la que defenderá el cinturón de los pesos medios de la CMB, se estrena su documental, dirigido por Juan Pablo Cadaveira. Uno de los puntos destacables de esta obra es que está muy bien contada biográficamente. Los núcleos centrales de la vida de Maravilla están bien separados y descriptos. De esta manera, el espectador logra conocer una historia interesante y quizás desconocida por él.
Entre varias cosas, el relato cuenta cómo fue que llegó a tomar la decisión de abandonar el país para irse a Europa tras la crisis del 2001. Bajo mi propio criterio, un verdadero héroe se queda luchando en su país junto a su familia, pero queda demostrado claramente en este documental que Maravilla no es ningún héroe, sino un gran estratega profesional. Por alguna razón, el film llega a las salas previo a su próxima pelea con Miguel Cotto y no después de su retiro, que seguramente esté muy pronto a llegar.
Además, se muestra su primera y fracasada participación en Las Vegas, sus humildes vivencias en España y su suertuda obtención de un importante título en Inglaterra con el que se le abrieron muchas puertas. Luego, el documental se centra en lo que fue una de las peleas más importantes de su vida abajo del ring. En la misma, junto a sus asociados, discutió y luchó con las federaciones mundiales de boxeo para que le den la pelea con Julio César Chavez Jr, quien era el poseedor del título que le habían sacado en una oficina. En esta parte, que es la que se roba más minutos, aparecen los detalles más sorprendentes y algunas imágenes y testimonios inéditos relevantes.
Sin embargo, uno de los datos curiosos que sobresalta es el de cómo Maravilla Martinez tuvo que ingeniárselas para no sólo ser un boxeador, sino también un personaje. Su objetivo: que las cámaras le den más espacio en la televisión para hacerse popular y así poder vender más. No hay que olvidar que el boxeo es un gran negocio y está manejado en gran parte por las grandes cadenas de televisión. De esta manera, apareció en importantes programas de las señales de aire argentina, conquistando así al público de masas de su país natal y haciendo publicidad de su propia pelea. Algo similar a lo que está haciendo ahora.
En resumen, el documental resulta interesante ya que se conoce a fondo la verdadera faceta de un deporte en la actualidad junto a uno sus representantes, seguramente no el más importante, de los últimos tiempos. Maravilla hasta se anima a agregar voces suyas en off relatando los sucesos y ofrece unos intentos nostálgico-artísticos de actuación, lo que le quita objetividad al relato. Lejos está de ser la película de un héroe o ídolo argentino, es más bien la última ficha de un peón del boxeo como espectáculo.