Mamá

Crítica de Jorge Luis Fernández - Revista Veintitrés

Criadas por un fantasma

El mexicano Guillermo Del Toro es un cineasta interesante. Sus películas de terror y fantasía, ya sean escritas, producidas o dirigidas por él, se amoldan muy bien a lo que pretenden los grandes estudios y nunca dejan sabor a poco. El cine de Del Toro es como un subproducto afilado y masivo del cine de Tim Burton, al que incluso últimamente supera en intensidad, en concepto y (de seguir así) próximamente en taquilla. Mientras prepara la secuela de El Hobbit junto a Peter Jackson, Mamá es su última producción de terror en la línea de la aclamada El orfanato (2007) o No le temas a la oscuridad (2011). Y es tan buena o mejor que sus antecesoras. La trama es, básicamente, sucedánea de la tradición japonesa del onryo: fantasmas por lo general de mujeres, que fueron ultrajadas en tiempo remoto y regresan para vengarse. El fantasma de Mamá queda a cargo de dos niñas huérfanas a las que cría como salvajes; no es vengativa, pero actúa como tal. Es una onryo terriblemente celosa y hará lo imposible para que el tío de las chicas (Nicolaj Coster-Waldau) y su novia punk (una casi irreconocible Jessica Chastain) puedan tenerlas en custodia. Muy lejos de Cronos, el genial debut de Del Toro, Mamá es un film entretenido, con un fantasma digital que recuerda a aquellos de Kairo, de Kiyoshi Kurosawa.