Maléfica: Dueña del mal

Crítica de Martín Pérez - DiarioShow

La villana que ya no es favorita

Si hay algo que destacar de Disney es su capacidad de hacer negocio con todo. En tiempos de cambio de paradigmas y de rompimiento de moldes, la empresa audiovisual más importante del mundo decidió retomar una historia clásica para contar otra versión. En 2014 estrenó “Maléfica”, filme en el que tomó a una de sus villanas más malvadas para reivindicarla. Seguía siendo la que maldijo a Aurora para convertirla en “La Bella Durmiente”, pero ahora con otro antecedente: nos enterábamos de que Maléfica ( Angelina Jolie) era en realidad un hada que había creado la maldición en venganza contra el Rey, quien la traicionó cuando era joven. Y el nuevo relato se completaba con el hecho de que la villana se encariñaba con Aurora (Elle Fanning).

En esta segunda parte es imprescindible haber visto el largometraje anterior, pues arranca con Aurora como princesa del páramo que debe cuidar Maléfica. Todo marcha bien hasta que el príncipe Phillip (Harris Dickinson) le propone casamiento a la joven, y para celebrar el compromiso invita a su castillo a la madrina/ madre, Maléfica. Allí, frente a los reyes de Ulstead, Ingrith (Michelle Pfeiffer) y John (Robert Lindsay), la protagonista nota la mala intención de la reina y, al ser acusada de maldecir al rey, escapa, ayudada por Connal (Chiwetel Ejiofor), un hada perteneciente al último grupo de sobrevivientes de su especie.

Así, Aurora y Maléfica quedan en bandos distintos en una guerra que parece inminente. El gran acierto de “Maléfica” había sido reinventar el relato fantástico y mostrar que la bondad y la maldad no son una cuestión de blancos y negros, con una historia de amor no romántica. Todo esto, narrado con una hermosa fotografía y grandes efectos especiales. Pero, bien, en su segunda entrega, el despliegue visual es lo único que se impone, porque la narración se hace tan rebuscada que va perdiendo el sentido con el correr de las escenas, y mucho más cuando Maléfica, protagonista y dueña del título, desaparece por aproximadamente 20 minutos.

La película recae en varios errores que terminan hundiéndola. En primer lugar, es redundante con algunas temáticas, por lo que gran parte del metraje parece simplemente un reciclaje del primer filme. Por otro lado, transformar este cuento de antihadas en una propuesta de aventuras con guerra de especies a lo “Crónicas de Narnia” no le queda cómodo al argumento. Finalmente, grandes actrices como son Jolie, Fanning y Pfeiffer no se destacan, algo que parece una tarea imposible, pero que el director Joachim Ronning transformó en un pecado imperdonable.