Madame

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

La clásica historia de Cenicienta está reformulada en esta simpática comedia de la directora Amanda Sthers, que formó parte del reciente Festival de Cine Francés, y encuentra ahora su estreno comercial.

La idea de cruzar a personajes de diferentes clases sociales es el puntapié para ir desnudando los deseos postergados y las ansias de cambio de la empleada doméstica María -Rossy De Palma, rostro vinculado al cine de Pedro Almodóvar- que trabaja para Anne -Toni Collette- y Bob -Harvey Keitel-, un matrimonio norteamericano que acaba de instalarse en París y celebra una cena en la que se reúnen miembros de la alta sociedad, entre ellos, el hijo escritor de Bob. 

Como se suma un invitado -y para evitar la "mala suerte" que arrastran los trece comensales sentados a la mesa- María deberá ocupar un lugar por orden de su patrona y se hará pasar por una rica española en una noche que traerá complicaciones.

Madame encuentra gracia y se permite apuntes sobre la sociedad, fusionando el típico cuento de hadas con la comedia romántica sin ser una genialidad pero con escenas divertidas que funcionan en una trama en la que quedan expuestos los resortes del poder y la emancipación de las mujeres. Y si la película se despega del simple esquema del culebrón que muestra una historia de amor poco probable entre ricos y pobres, es gracias a Rossy De Palma, una actriz de rostro particular que enciende el corazón en los momentos adecuados y hace de su verborrágico y ocurrente personaje a una mujer sufrida y querible, en medio de supersticiones y gags que se suceden ante la mirada atónita de los comensales y, en especial, a la de un un marchante inglés.

Toni Collette es la villana estilizada de la historia que castiga a María y juntas logran cautivar al público entre caprichos, un romance clandestino, cruces ingenuos y paseos por la campiña francesa.