Loving Vincent

Crítica de Brenda Caletti - CineramaPlus+

TRAZOS ATEMPORALES

“¿Le había salvado la vida sólo para matarse a sí mismo?”
Lujuria de vivir – La vida exuberante de van Gogh , de Irving Stone.

Vincent van Gogh está de vuelta y más vibrante que nunca porque después de que su intento de formar una comunidad artística en la famosa casa amarilla de Arlés fracasara, su sueño se convirtió, al fin, en una realidad: alrededor de 100 artistas pintaron a mano en óleo sobre lienzo los 65 mil fotogramas replicando la obra del holandés y le dieron movimiento en una empresa que tomó más de cinco años de trabajo.

La animación dirigida por Dorota Kobiela y Hugh Welchman inicia en Arlés en 1891, un año después de la muerte del artista, cuando el cartero Joseph Roulin encuentra una carta destinada a Theo van Gogh, el hermano de Vincent, que no fue enviada. Para aliviar la culpa ante semejante torpeza le pide a su hijo Armand que la entregue.

Entre discusiones y poca voluntad, este se dirige hacia París para acabar lo más rápido posible con el encargo, pero pronto el deber se transforma en un viaje iniciático que le hará replantearse todo lo que creía saber acerca del artista pelirrojo.

La travesía de Armand despliega una trama subyacente basada en la pregunta “¿Cómo alguien pasa de estar tranquilo a ser suicida en seis semanas?”. Las entrevistas y conversaciones con numerosos pobladores franceses que lo conocieron intentan reponer ese episodio confuso a partir de posiciones opuestas, complementarias y disidentes, así como también dar luz sobre el hombre detrás del mito.

En Loving Vincent, el trabajo estético es espectacular. Se perciben los trazos, la animación de las obras emblemáticas, los cambios de luz y sombra a medida que los personajes se trasladan o avanza el día, la encarnación de los personajes retratados, el uso del blanco y negro con pinceladas más suaves para recrear los flashbacks y la modificación en la paleta de colores de acuerdo al lugar donde se encuentra Armand (Arlés, París o Auvers-sur-Oise), que se corresponde con los breves períodos del artista.

El filme, entonces, si bien apuesta por un tratamiento biográfico y la recreación de su estética, se aleja de una perspectiva documental propiamente dicha para imprimirle una mirada innovadora a un tema asentado en la cultura y llevado a la gran pantalla un sinfín de veces. Vincent está vigente, tal vez, más que nunca.

Por Brenda Caletti
@117Brenn