Los sonámbulos

Crítica de Héctor Hochman - El rincón del cinéfilo

Despertares

Rara avis de la cinematografía nacional éste filme de la directora Paula Hernandez, la misma de “Herencia” (2002), se presenta con argumentos válidos, como pretenciosa en el sentido de aspirar a decir algo más que lo expuesto en pantalla. Y lo logra.

Las lecturas posibles en la relación metafórica sobre el relato mismo y extenderlo a un universo más general está claramente indagado, no es casualidad, y se percibe.

Todo esto tiene como origen el título mismo, si bien hay personajes que padecen de esa anomalía, el sonambulismo del título, el aletargamiento no es sólo por la acción del sonámbulo sino de todos aquellos que conforman ese clan familiar.

Con una buena puesta en escena, trabajada desde la cámara utilizando en la medida justa el recurso del travelling, siguiendo a sus personajes, sin juzgarlos.

La historia concentra en días festivos, navidad y año nuevo, reunión en la casona del campo que la familia posee, y presentándola como un gran matriarcado con Meme (Marilu Marini) como principal referente del clan.

Desde el guión va realizando un desgarrador relato sobre la ruptura interna, no exenta de tensión, bien trabajado a partir del desarrollo de la narración, si bien todos los personajes tiene un buena estructura en su constitución y ninguno carece de importancia. El texto se centra desde el cuento en dos personajes. Una mujer ya en sus cuarenta y pico, Luisa (Erica Rivas), y Ana (Ornella D´Elia) su hija de 14 años, quien además de sonámbula, transita a pleno su despertar sexual. Sobre la relación entre ellas dos se centra la mayor parte de la cinta

Sin embargo ayuda a la progresión dramática del texto la introducción y evolución del matrimonio conformado por Luisa y Emilio (Luis Ziembrowski), quienes asimismo circulan, en términos de sin salida, por una crisis que se produce sobre todo a partir de los silencios, secretos y alguna mentira.

La presentación de toda esta familia protocolar, clase media acomodada, culta, endogámica y claramente disfuncional. va a dar cuenta de estos “atributos”, sin embargo la directora elige llevarnos de a poco a un desenlace que en realidad funcionaría como una apertura.

Todos reunidos al compás y mando de la abuela, cada uno con sus miserias y angustias, Sergio e Inés (Daniel Hendler y Valeria Lois, respectivamente), hermanos de Emilio, cargan con sus dificultades conyugales y existenciales.

Por momento el filme coquetea con la dualidad, las sugerencias, nunca nada queda en certeza absoluta, utilizando planos generales para mostrar, como desde lejos, todo aquello que los personajes encerrados en sí mismo y en la dinámica grupal, con su ruptura a cuestas, no pueden ver o no quieren. Sin embargo, cuando requiere especial atención a los conflictos individuales la cámara se cierra en primeros planos, esa circulación de un plano a otro no se muestra como disruptivo gracias a la delicadeza del montaje.

Todas las bondades de la realización se encuentran sustentados en las muy buenas actuaciones, destacándose Erica Rivas, lo que no es novedad, haciendo un despliegue de sus recursos histriónicos sin límites, mientras que la sorpresa que representa la revelación de la joven Ornella D´Elia queda por ahora en las virtudes de la directora como tal, Habrá que esperar una segunda interpretación de ésta intérprete para confirmar, como parece, que estamos frente a una gran actriz.

En síntesis, una radiografía exhaustiva de una familia disfuncional que, además de desplegarse sobre todos y cada uno de sus integrantes, puede leerse como una exposición de la sociedad en la que está inmersa.