Los pingüinos de Madagascar

Crítica de Jorge Luis Fernández - Revista Veintitrés

Una marcha animada

Un spin-off de Madagascar, el nuevo film animado de Dreamworks muestra a los pingüinos Skeeter, Kowalski, Rico y Private escapando de su refugio en el Ártico para conocer a un viejo enemigo: el pulpo mutante Dave, un personaje bastante inspirado en Los Simpson, con algo de los alienígenas invasores y otro poco del resentido Bob Patiño. Tras ser ignorado en decenas de acuarios por el carisma de los pingüinos, Dave usa la máscara del Dr. Octavius Brine y convence al cuarteto de que sean sus mascotas en un peligroso experimento. Entonces aparece la brigada del Viento Norte, comandada por un zorro arriesgado y munido de trucos tecnológicos, una suerte de James Bond con la adecuada voz del inglés Benedict Cumberbatch, el nuevo mimado de Hollywood. Mientras la interacción de los personajes no genera gran riesgo, Eric Darnell y Simon Smith, directores de la aventura animada, tienen buenas ocurrencias cuando empiezan las mutaciones de pingüinos y, en especial, el de un grillo distraído. Atinada es también la voz de John Malkovich como el pulpo Dave (una verdadera pena es sucumbir a la versión doblada) y, para amantes del cine, la de Werner Herzog como el documentalista que presenta la pingüinera al inicio del film, parodiando al popular La marcha de los pingüinos. Los seguidores del alemán sabrán apreciar la ironía.