Los padecientes

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

FAMILIA QUE PADECE

Perversiones hogareñas al por mayor en un film noir enredado, que apuesta al impacto y la sorpresa. El relato es de Gabriel Rolón: Pablo (Benjamín Vicuña ), exitoso psicoanalista y escritor, recibe a Paula Vanussi (Eugenia Suárez ). Ella le pide que sea el perito que declare a su hermano menor Javier (Nicolás Francella) “inimputable”. ¿De qué? De haber asesinado al padre de ellos, Roberto (Luis Machín), un empresario, tan poderoso como deleznable. Pero el terapeuta, buen hombre, se lanzará en busca la verdad y se acabará convirtiendo a pura deducción en el abanderado de una investigación que deja al descubierto un mundo familiar poblado de secretos y abusos. Todo es muy flojo. Hay tanta retórica libresca en esos diálogos imposibles que los actores, pobres, no saben cómo hacer creíbles esos parlamentos sentenciosos y declamatorios. El film atrasa treinta años. Le sobra énfasis, lugares comunes y explicaciones. La trama avanza con muchos tropezones hacia un final anunciado. Sólo Pablo Rago parece natural entre un Luis Machín muy remarcado (el gran perverso del cine nacional) y una pareja -Vicuña y la China Suárez- que a la hora de repasar estos retóricos y acartonados diálogos, habrá extrañado los dulces susurros del motorhome.