Los Muppets

Crítica de Fausto Nicolás Balbi - CineramaPlus+

Apuntes de la vida norteamericana y occidental y el talento y el humor de siempre en este regreso con gloria.

A poco más de 20 años de la muerte del genial Jim Henson, su mayor creación televisiva regresa a la pantalla grande con el espíritu intacto y su eterna apuesta por la música y el talento, y claro, también están los irreverentes viejitos que se quejan de los Muppets.

Digo que The Muppets, que tuvo su show televisivo entre 1976 y 1981, es la mayor creación de Henson en ese ámbito porque se trata de un show que no deja afuera a los grandes ni a los pequeños, cuando Plaza Sésano está decididamente más enfocado en el público infantil. Pero en el ámbito cinematográfico Henson también creó dos obras extraordinarias: El cristal encantado y Laberinto.

En Los Muppets Gary y Mary una joven pareja viaja de vacaciones desde el imaginario pueblo de Smalltown hacia Hollywood. Con ellos va Walter, el hermano de Gary, que es el mayor fan del mundo de los Muppets, y a su vez es un Muppet.

Una vez en California se enteran de que los Muppets están muy dispersos y que el teatro de ellos está a punto de ser vendido a un texano que descubrió que en ese lugar hay petróleo.

Si bien en la trama no hay nada ríspido políticamente hablando, eso de intentar coartar la posibilidad de comprar el lugar al texano rico que quiere seguir acaparando riquezas, fue suficiente para asustar a algunos periodistas de Fox News (más precisamente de su canal de economía y finanzas) que señalaron que se trata de una película comunista ¿Puede considerarse un axioma que diga “toda película que asuste a la Fox es una buena película”? Al menos con The Muppets funciona.

The Muppets está llena de pequeños grandes momentos, la despedida musical de Gary, Mary y Walter de Smalltown y el inmediato alivio de los bailarines tras la partida, la relación de Kermit (antes conocida como René) y Miss Piggy, e infinidad de apuntes en los que también aparece la actualidad (la crisis económica, el estado de la TV actual, etc).

Con sutileza, inteligencia y mucho humor James Bobin construye un filme notable que está a la altura del original de Jim Henson porque el Teletón con el que, en la segunda mitad del filme, intentarán recaudar los diez millones que les permita conservar el teatro, le dará la posibilidad a estas marionetas de explotar todo su talento para la música y la comedia en un formato muy similar al original.