Los hombres que no amaban a las mujeres

Crítica de A. Degrossi - Cine & Medios

La violencia negada

La saga "Millenium" consta de tres libros que lideran desde hace tiempo los rankings de ventas y ha sido leída por millones de personas en el mundo. Su autor, el sueco Stieg Larsson, falleció de un infarto luego subir diez pisos por escalera y no llegó a conocer el éxito de su obra presentada en tres partes: "Los Hombres que no Amaban a las Mujeres", "La Chica que Soñaba con una Cerilla y un Bidón de Gasolina" y "La Reina en el Palacio de las Corrientes de Aire".
La adaptaciones cinematográficas de obras literarias tan populares siempre representan un desafío difícil de superar y el público, invariablemente, se divide en dos: los que leyeron el libro y los que no. Obviamente la expectativa de cada espectador es diferente. Los que leyeron la obra tienen en su cabeza a los personajes que imaginaron de acuerdo a lo descripto por el autor, se trata entonces de una creación única de los carácteres y situaciones; por el otro lado sólo cabe la expectación por ver una película, sin pre-concepto alguno.
Para ambos públicos vale esta crítica basada en lo que se ve en pantalla, puesto que se trata de otra obra, nacida a partir de una anterior, pero el cine es un concepto en sí mismo y tiene su propio lenguaje. Por eso no es comparable el carácter del protagonista en el contexto del libro que el dado en el filme, afectado por el ambiente y las circunstancias re-creadas por el guionista y la visión del director.
La historia trata sobre el periodista de investigación Mikael Blomkvist (Michael Nyqvist) que está condenado a pasar algunos meses en prisión por difamar a un poderoso empresario. Antes de cumplir su condena es contactado por un anciano millonario que desea saber el paradero de su sobrina desaparecida cuarenta años atrás. Al mismo tiempo, una hacker llamada Lisbeth Salander (Noomi Rapace) sigue los pasos del periodista por el ciberespacio y, como es obvio, acabará trabajando junto a él en la investigación.
Sin embargo, hay algo más allá de la trama principal, subyace la propia historia de Lisbeth, plagada de abusos que está dispuesta a vengar. En su vida, como la de tantas otras chicas, se ha topado con hombres que no aman a las mujeres, sino que las desprecian visceralmente.
La película que nos presenta el realizador danés Niels Arden Oplev es de sólida factura, alcanza a transmitir una sordidez lacerante, como el clima que impera en el lugar donde transcurre la acción. El tono del filme consigue captar el ambiente de un país, y porque no decir un continente, que oculta una violencia brutal detrás de la fachada de orden y prolijidad social asfixiante que detenta.
Algunas escenas son de crudeza extrema y alto nivel interpretativo. Oplev juega al límite; ilustrativo mas no obsceno, tensa los climas y saca provecho de los buenos actores con los que cuenta. Es en el tramo final que pierde por un momento el ritmo, inserta una escena que rompe el clima e intenta aclarar lo que no es necesario. Ligero traspié que no invalida lo andado.
Queda para los lectores del libro evaluar qué se aprovechó y qué no de lo escrito por Larsson. Los que vean el filme vírgenes de él podrán disfrutar de un thriller que es, sin dudas, muy diferente en su concepción al que planea producir proximamente la Sony Pictures.
Por ahora no se pierdan esta versión y prepárense para las dos partes que siguen.