Los del suelo

Crítica de Rosana López - Fancinema

En el medio del monte

Un tema recurrente en el cine argentino es la persecución a los movimientos sociales y sindicalistas durante la última dictadura militar. Ya pudimos ver films que hacían referencia a estos hechos, desde Kamchatcka (2002), de Marcelo Piñeyro, donde un niño escapa junto a sus padres a una casa alejada de la ciudad, o la más reciente Infancia clandestina (2012), de Benjamín Avila, que experimenta con el arte del cómic y juega con la identidad de un preadolescente y sus padres guerrilleros. Ahora nos encontramos con Los del suelo, la historia real de una joven pareja de la resistencia popular campesina que se esconde en el monte chaqueño y que transmite un relato sensible y cruento a la vez.

Su director Juan Baldana, realizador de la ficción Los Angeles y los documentales Soy Huao y Arrieros, se basó en el libro Monte madre, de Jorge Miceli, para contar sobre la persecución de Remo Vénica e Irmina Kleiner, pertenecientes al Movimiento Rural de Acción Católica que defendía y defiende la lucha agraria contra el imperialismo que presiona su socioeconomía. Los del suelo cuenta lo duro de la supervivencia en lo profundo del monte y más aún con la responsabilidad de traer hijos al mundo en esa precariedad, lo que implica un dilema moral respecto a lo que es “correcto” para seguir la lucha de los ideales en el exilio.

La contraparte a esa lucha se destaca a partir del trabajo de dos actores como Juan Palomino, quien ya había trabajado con el director, y Luis Ziembrowski, que representan a dos milicos sucios y temibles. Este film cautiva desde el suspenso y el miedo a ser descubierto, aprovechando también como factor a la naturaleza misma, que puede ser cobijo pero también una amenaza latente.

La lucha, la amistad, el amor, la prescripción y la compañía de los sonidos ambientales como de alguna melodía que escapa de una guitarra criolla son las temáticas a flote en una historia que no revela mucha información sino que exige al público el descifrar tales simbolismos ocultos. El final cierra correctamente esta sencilla película dentro de un salto de tiempo abierto desde el principio para explicar el poder de determinadas decisiones en contextos políticos difíciles que aún repercuten en estos días.