Lolo, el hijo de mi novia

Crítica de Iván San Martín - Cinergia

No falta ni sobra nada

El cine francés no suele ser pasado por alto en Argentina. A pesar de no ser numeroso, tiene un público que acompaña estrenos comerciales o que va a los ciclos/festivales de cine. Este es el caso de Les Avant-Premières, octava edición del festival de cine francés que se presentó del 7 al 13 de abril en Cinemark Palermo, y una de las películas proyectadas es Lolo, el hijo de mi novia (Lolo, 2015).
Violette (Julie Delpy) es una exitosa y sofisticada productora de moda que de vacaciones en Biarritz conoce a Jean-René (Dany Boon), un hombre que trabaja en el software de un importante banco que es todo lo opuesto a ella. Es tosco, de pueblo e inocente. Cuando el romance crece y por motivos de trabajo Jean-René debe asentarse en París, la pareja se unirá y él terminará conociendo a Lolo (Vincent Lacoste), el hijo de 20 años de Violette, el cual es un malcriado artista con un Edipo bastante fuerte, que lo llevará a hacer lo posible para destruir la relación de Violette y Jean-René.
Escrita, dirigida y protagonizada por Julie Delpy esta comedia pone el foco en una mujer fuerte con su vida hecha pero que le costó formar una pareja luego de que su ex marido la dejase con su hijo pequeño. El guion se desarrolla muy bien a lo largo de la película, hay algunas comparaciones entre la vida en una ciudad enorme como París y los pueblos más pequeños. El humor es bueno pero muchas veces los chistes o situaciones se vuelven repetitivos y solamente se sostienen por las buenas interpretaciones del trío protagonista. Cuando se acerca el final y es hora de que descubrir las fechorías de Lolo, resulta un tanto forzado y todo se encuentra al servicio del personaje, aunque no se aleja de la solidez que tiene.

Lolo, el hijo de mi novia es una buena comedia, técnicamente correcta a la que no le falta ni le sobra nada, bastante equilibrada y que otorga lo que promete.