Linterna Verde

Crítica de Carlos Schilling - La Voz del Interior

La luz de la voluntad

La cultura de los superhéroes inventó su propia fórmula para sobrevivir en la imaginación popular. Nacieron en una época de alto índice de paranoia de los Estados Unidos, durante la Segunda Guerra Mundial y la era atómica, y fueron transformándose a lo largo de las décadas hasta que el desarrollo de los efectos especiales en el cine estuvo en condiciones de hacerles justicia.

Linterna Verde es uno de los superhéroes más antiguos y más extraños surgidos de esa industria de la fantasía que fue y sigue siendo el cómic norteamericano.

Este año llegó su turno de dar el salto a la pantalla grande. El resultado no es tan grandioso como en los casos de Superman, Batman o Iron Man, en su momento, aunque no deja de ser un producto entretenido, perfectamente orientado al público adolescente.

Los linternas verdes son una patrulla de superhéroes encargados de mantener la paz en las galaxias. Fueron creados por un consejo de sabios y el único y esencial requisito para ser uno de ellos es no tener miedo. La película demora un minuto en explicar todo el asunto y enseguida pasa a la acción, a dos escalas: la sideral extraterrestre y la humana terrestre.

En las estrellas están muy preocupados porque Parallax, el mayor enemigo del universo, acaba de liberarse y de herir de muerte a Abin Sur?, el Linterna Verde más valiente, que lo había atrapado y sepultado vivo en un planeta perdido. En la Tierra, la historia hace foco en Hal Jordan?, un aviador de prueba, encantador e irresponsable, que por primera vez se enfrenta a sus miedos en un combate aéreo simulado en el que termina destrozando su avión. Los dos mundos se conectan cuando la nave de Abin Sur cae en los Estados Unidos y su anillo debe buscar un hombre que lo reemplace. El elegido, por supuesto, es Hal.

La narración obedece las reglas del cómic, lo que deriva en un maniqueísmo extremo, con los bandos del bien y el mal claramente definidos, ahora transpolados en la fuerza positiva verde de la voluntad y la negativa amarilla del miedo. Incluso el personaje más interesante, el científico que estudia el cuerpo extraterrestre de Abin Sur, termina convirtiéndose en un monstruo dominado por Parallax. Los efectos especiales (eficacísimos en 3D) y la simpatía de Ryan Rynolds como Hal Jordan/Linterna Verde hacen que la película no se asfixie en su propia ingenuidad y se mantenga en vuelo hasta el final.