Líbranos del mal

Crítica de Facundo J. Ramos - Toma 5

"Al caer la noche"

Acorde al muy buen momento profesional que está atravesando, el realizador Scott Derrickson ofrece en su último trabajo un oscuro, realista y sobre todo dinámico thriller con acertadas dosis de terror y suspenso.

Inspirada en la historia real de Ralph Searchie (un ex oficial de la policía de New York que terminó convirtiéndose en un experto en demonología luego de una serie de extraños sucesos), “Líbranos del mal” es una propuesta que se destaca principalmente por combinar de forma perfecta dos géneros que parecen incompatibles: el policial y el terror.

No existen muchos antecedentes de películas que confronten, a través de sus protagonistas, realidades tan opuestas como las que le tocan vivir a los policías y a los sacerdotes. Pese a que cualquiera de nosotros podría trazar la delgada línea gris que separa el accionar frío que deben llevar adelante los primeros y la estricta moral que define por completo el oficio de los segundos, dentro del cine esto es algo que no supo explotarse hasta el momento.

Derrickson, a quien todos los fanáticos del género conocen por “El exorcismo de Emily Rose” y “Siniester”, logró aprovechar al máximo ese contraste y construyó una muy buena película apoyándose sobre todo en el gran trabajo de los actores Eric Bana y Édgar Ramírez.

Con una marcada fascinación por los personajes obsesivos, turbios y de dudoso accionar (están presentes en todas sus películas, incluso en la remake de “El día que la tierra se detuvo”), Derrickson no escapa al desafío de superarse y nos regala a través de “Líbranos del mal” uno de las mejores duplas de antihéroes de este 2014.

Desde sus primeras apariciones ambos personajes logran traspasar la pantalla y ahí radica el buen sabor de boca que deja el film a medida que avanza el metraje ya que, cuando finamente nuestros protagonistas decidan unificar sus caminos, el espectador se ve atrapado en el medio de dos perspectivas tan antagónicas como atractivas.

El único aspecto negativo que puede adjudicársele a “Líbranos del mal” parece inherente a otra combinación que tampoco es muy común en la industria cinematográfica de estos días : grandes producciones al servicio de géneros que, como el terror, juegan siempre con los límites y por este motivo en algún momento tienen la obligación de caer en ciertos lugares comunes o clichés.

Si bien este aspecto está presente en varios momentos de la película, recién hacia el final se vuelve realmente obstructivo y perjudica en menor medida el andar de un relato que sin pelos en la lengua nos regala algunas secuencias impactantes (la primera aparición de Searchie y el video del zoológico) y diálogos que tranquilamente pueden aumentar las páginas de un libro dedicado exclusivamente al humor negro (la escena del bar protagonizada por Searchie y Mendoza).

Pese a esto, “Líbranos del mal” es una propuesta que si se consume de forma correcta tranquilamente puede ubicarse entre lo mejor que pasó este año por las carteleras en materia de terror y suspenso. Lo cual, obviamente, se agradece.