Leopardi, el joven fabuloso

Crítica de Walter Pulero - Cinergia

El eterno rebelde

Leopardi, el joven fabuloso (Il giovane favoloso) relata la historia biográfica del poeta Giacomo Leopardi (1798-1837), uno de los más notables intelectuales de origen italiano. Y también es notable la presentación de esta película en nuestro país. Dirigida por Mario Martone (Noi credevamo, L'amore molesto), despertó mucho entusiasmo en el público italiano convirtiéndose el año pasado en la película italiana más vista de la temporada.
Elio Germano (ganador de la Palma de Oro de Cannes en 2010 por La nostra vita), es el actor encargado de dar vida a este Conde, poeta, filósofo, filólogo y erudito italiano del Romanticismo, quien compone de forma lograda y sensible su personaje. Su deformación progresiva a causa de su débil salud, progresa acompañada de la gran caracterización de Germano. Definitivamente hace entrega de su rostro y su cuerpo y desde allí comienza a explorarse la obra literaria de este genio.
Por parte de la recreación de la época, se nota el cuidado de los detalles y escenarios para que la vida y obra de Leopardi se desarrolle con excelencia: la película fue filmada en su totalidad en los lugares que sirvieron de hospedaje para el poeta durante su vida.
Por parte de Martone, podemos decir que sale victorioso de su puesta de escena, donde incluye dentro de la biopic la recreación del mundo fantasioso en el que se refugiaba Leopardi cargado de sus alucinaciones, y el buen uso de una seleccionada banda sonora.
Sí podemos mencionar que los personajes son demasiado esquemáticos y eso lleva a que la película se prolongue un poco, pero a medida que avanza se torna más interesante. La esencia de la época y de Leopardi está vivas en este film y Martone supo recuperar con altura el mito de una de los autores esenciales de la Literatura Universal.