Las mujeres del 6° piso

Crítica de A. Degrossi - Cine & Medios

Metejón francés

Ambientada en la década del sesenta, esta comedia muestra a través de la relación de un hombre de negocios y su mucama la parte de atrás de la sociedad francesa de la época. En un edificio de categoría hay un piso destinado a la servidumbre, el sexto. Allí vive un grupo de mujeres españolas que llegaron a París huyendo del franquismo y la miseria. Una de ellas, María, consigue trabajo en el departamento de monsieur Jean-Louis quien vive junto a su esposa snob y dos hijos racistas y malcriados.
La vida de Jean-Lois -estupendamente interpretado por Fabrice Luchini- era rutinaria hasta que llegó María -una sensual Natalia Verbeke-, quien gracias a su carácter y personalidad lleva a su maduro patrón a querer conocer más sobre el universo en el que ella se mueve cuando no trabaja. Así, Jean-Lois sube al sexto piso de ese edificio en el que nació y vivió toda su vida pero que aún no conocía en su totalidad. La precaria condición en el que viven todas las mucamas lo conmueven al punto de interesarse personalmente en solucionar los problemas que tengan, sea un baño tapado o la falta de vivienda de alguna conocida de las muchachas.
Este francés rutinario de pronto se halla fascinado con esas mujeres que viven para servir a otros y aún así se permiten cantar y reir por las noches. También está fascinado con María.
Con un buen trabajo en la dirección de arte, una notable reconstrucción de época y de forma equilibrada, el director Philippe Le Guay logra una armoniosa comedia con algo de cuento de hadas, previsible y hasta tal vez algo cursi, pero en definitiva entrañable gracias la performance de ese coro de sirvientas encabezado por la gran Carmen Maura y secundada por Lola Dueñas.