Las insoladas

Crítica de Matías Lértora - Cines Argentinos

Hay que estar muy atentos con el cine que haga Gustavo Taretto. Con Medianeras (2011) había probado que se puede hacer algo muy grande con una historia chica y simple, y con este estreno repite la fórmula.
Al igual que en su ópera prima, son los personajes y los ricos diálogos los que logran embelesar al espectador. Y menos mal que eso ocurre porque si el sistema fallara, aunque sea un poco, la película podría derivar en completo desastre porque no hay otras cosas de las cuales agarrarse.
Por eso hay que aplaudir a las actrices y la manera en la cual se adueñan de los personajes.
A priori, parece que la puesta es el sueño de cualquier productor: una sola locación y seis actrices diciendo sus líneas. Solo hay que ubicar la cámara ¿no?. La realidad es un poco más complicada que eso, más teniendo en cuenta que se filmó en un durísimo verano bajo el sol más fuerte de los últimos años. Este es otro gran punto a favor de lo excepcional que está el elenco.
Ahora bien, aún no resalté los otros dos grandes puntos fuertes del film. Siendo el primero que todo transcurra a mediados de la década del ‘90. Ese “detalle” marca por completo las personalidades, las charlas, los objetivos y hasta los pensamientos. Y hace que con una mentalidad de año 2014 se disfrute muchísimo, más aún si uno transitó esa época de forma consciente.
Seguramente muchos hablarán de “la fiesta menemista” y sobre-analizarán como es su costumbre, aquí se dirá que es un genial elemento y disparador para toda la trama y la conformación de los personajes porque se trata de una película (comedia) y no de una clase de sociología y ciencia política.
El segundo punto fuerte es la química entre las actrices y esa sensación real que transmiten de que uno está espiando una verdadera charla entre amigas. Con todas las cosas sensibles, vacías e inteligentes que eso implica.
La naturalidad de Maricel Álvarez, Luisana Lopilato, Carla Peterson, Violeta Urtizberea, Marina Bellati y Elisa Carricajo es innegable y abrumadora.
Y además de todo esto están los detalles, ya sean los tecnológicos y de costumbres que hacen reír mucho tales como la forma de escuchar música o de ver fotos, y los colores utilizados para cada uno de los personajes (con su propia explicación) para que resalten en la gris terraza y ciudad.
Las insoladas es una genialidad y muestra total de talento por parte de sus realizadores e intérpretes. Es la salida ideal para un grupo de amigas y para los amantes de las buenas historias en el cine.