Las grietas de Jara

Crítica de Luciana Boglioli - La Capital

A Joaquin Furriel le calzan muy bien los personajes de hombre común, trabajador incansable y justiciero eterno. Así lo demostró en “El patrón: radiografía de un crimen”, filme en el que interpretaba a un carnicero harto del abuso de su jefe, por el cual ganó numerosos premios internacionales. Similar es lo que ocurre en el thriller psicológico “Las grietas de Jara”, basado en la novela de Claudia Piñeiro. Allí, Furriel es Pablo Simó, un arquitecto frustrado que debe lidiar con las exigencias de su jefe, sus conflictos matrimoniales y, el tema fundacional de la historia, el acoso de Jara, un psicópata extorsionador que hará lo inimaginable para cobrar un dinero. Mientras una obra en construcción avanza, Furriel irá transitando situaciones que le cambiarán su vida para siempre y que pone en jaque su zona de confort e infelicidad. Con un elenco estelar que incluye a Oscar Martínez, Soledad Villamil, Santiago Segura y Sara Sálamo, este filme despierta intriga a cada minuto, sin embargo, por momentos los diálogos se tornan previsibles, inverosímiles e inconsistentes, lo que hace que el filme decaiga notablemente. De todos modos, lo importante, es la reflexión que deja esta historia acerca de los dilemas morales: “El pez chico siempre defiende al pez grande para tener la ilusión de que va a llegar a ser como él algún día”.