Las estrellas de cine nunca mueren

Crítica de Luciana Boglioli - La Capital

A veces la fama resulta cruel y desoladora, como lo que le sucedió a la estrella del Hollywood de los años 50, Gloria Grahame.

Y justamente este filme biográfico se encarga de retratar la vida de la diva después de la fama. Peter Turner vivió una historia de amor con la clamada actriz de "Cautivos del mal" (1952) más allá de diferencia de edad; mientras que Grahame pasaba los 40 años, él tenía 28.

Cuando la actriz se enferma y rechaza cualquier tipo de tratamiento, el joven decide llevarla a su casa de Liverpool para cuidarla. De este modo, este filme va tejiendo historias de amor y desamor, de alegría y frustración, de éxitos y fracasos, a través de flashbacks a tiempos pasados.

Ambientada en Liverpool en los años 70, esta historia resulta el cine contándose a sí mismo y develando la magia que hay detrás de las máscaras que desfilan en la pantalla grande, donde todo parece ser perfecto.

Lo interesante de este drama, que se asemeja al estilo de otras del género como "Mi semana con Marilyn", es que muestra el humanismo de una estrella, sus momentos de oscuridad y de dolor. En ese aspecto, la interpretación de Annette Benning es la clave para que ello se vea con tanta verosimilitud, logrando así calidez y ternura.