Las aventuras de Tintín

Crítica de Shaoran Nox - La Cinerata

Tin Tin no es lo que uno pueda decir una animación o cómic muy conocido en latino américa. Creado por el belga Georges Remi (Hergé) por allá de 1930, su distribución en américa no fue muy extensa. Sin embargo, es claro que existen fans, puesto que la película de la que hoy hablamos tiene detrás de la pantalla a gente de la talla de Steven Spielberg, Peter Jackson y Edgar Wright (y si alguien no los conoce, corra a ver más películas).

En fin, que por esos mismos nombres, uno escucha a Steven Spielberg intentando dirigir algo relacionado con el motion capture y debería huir -¿O es que no recuerdan la malísima Expreso Polar con Tom Hanks?- y no por la historia, sino por lo inverosímil de los personajes, sin expresión en la mirada y con una animación mal aprovechada. Pero si ahora le añadimos el mágico toque de Peter Jackson, acompañado por Andy Serkis, maestros consumados de ésta técnica, olviden cualquier falla. Estamos ante la inminente ganadora del Oscar a mejor película de animación, a menos que Chico y Rita de producción española - y que aun debo ver- se cuele y le arrebate la estatuilla; por que es claro que ni Cars 2 ni Rango (aunque con un poco más de chances), son mejores que esta puesta.

La película arranca con un evidente homenaje a las caricaturas de las épocas del cineasta, y avanzando lentamente, como a tientas, nos mete de lleno en la trama, de imprevisto; cuando uno menos se lo espera, ya está viajando por el mar en busca del Unicornio, o sus réplicas, mítico barco que sir Francis Haddock heredó a sus tres hijos con el mensaje oculto para encontrar un tesoro. Y se vienen barcos piratas, persecuciones, planes malévolos y demás ingredientes para pasar poco más de 1 hora y 45 minutos entretenido. Los personajes no son precisamente entrañables, pero ojo con Milú, el perro de Tin Tin, que más de una vez roba cámara aunque esté en segundo plano. El capitán Haddock se lleva también unas cuantas palmas y aunque por ahí hay una subtrama innecesaria, nada hay que le impida superar con facilidad las otras propuestas animadas.

Se nota la mano de Jackson desde el principio. Hay tomas en las que si uno no estuviera consciente de que la película es animada, juraría que son actores de carne y hueso los que participan en las escenas. El realismo es increíble, y la cámara es ágil, entendiendo que es totalmente ficción y animación y que puede colarse donde quiera y como quiera. No hay límites. El 3D quizá no sea tan espectacular, pero cumple. Y por ello es que ya hay luz verde a una secuela (claro, Hollywood siempre tiene un as bajo la manga, como el capitán Haddock), y será dirigida enteramente por Jackson. Habrá que esperar. Por lo pronto, la película cumple muy bien con lo planeado y es un perfecto platillo para los niños y los no tan niños. Cuando les llegue a su país, no duden en verla.

Por cierto, como posdata, hay sistema de calificaciones. El mío será sobre 5 estrellas, así que acá está