Las aventuras de Tintín

Crítica de María Victoria Vázquez - El Espectador Avezado

Más allá del Expreso Polar

Había una vez un señor llamado Steven, famoso por producir y dirigir celebradas películas. En 1983, apenas un año después del estreno de su film ET, adquirió los derechos de una historieta, también famosa, sobre un joven reportero y su perro. Se tomó su tiempo, encontró al socio ideal, otro señor llamado Peter, también famoso, en particular por la adaptación al cine de la trilogía de Tolkien El señor de los anillos, y juntos emprendieron el desafío de adaptar esa historieta. El proyecto resultó en la película que se acaba de estrenar en Argentina: Las aventuras de Tintin.

La asociación Spielberg-Jackson (sí, a ellos me refería) ha probado ser más que fructífera. Demostraron que los personajes creados por el belga George Remi -mejor conocido por su seudónimo, Hergé- hace unos 80 años, siguen teniendo vigencia en pleno siglo XXI.

La primera historieta se publicó en 1930, y las historias se basan en las peripecias del aventurero y heroico reportero Tintin, siempre acompañado por su perro Milú, un fox-terrier blanco tan intrépido e inteligente como su dueño. Recorrieron los cinco continentes con sus aventuras, pero finalmente para la película se eligió adaptar una mezcla de dos de las historias.

El sistema de animación que se utilizó para la película es el Motion Capture, o captura de movimiento, que se usó en Polar Express, y más recientemente en Marte necesita mamás. Este sistema trabaja con actores reales (con cuerpo y todo, no sólo la voz), que llevan unos trajes especiales con sensores que capturan todos sus gestos y movimientos y los transmiten a un modelo digital. Lo que siempre se le criticó a este sistema es que los personajes animados pretendían parecerse mucho, físicamente, a humanos reales (en general con la misma cara del actor que lo interpretaba), dando como resultados personajes un tanto bizarros y no muy creíbles, ya que no eran lo suficientemente animados ni lo suficientemente humanos.

No es el caso de Tintin. En esta película se ha logrado, en mi opinión, el mejor exponente de este tipo de animación, ya que en ningún momento se pretende que los personajes copien a los actores, sino que se respeta a rajatabla el diseño original de la historieta. Si bien el efecto es realista (las arrugas y texturas de la piel, las expresiones), no estamos frente a un burdo intento de “humano dibujado”, sino que se logra el objetivo: un muy expresivo personaje animado. Incluso el trabajo sobre los paisajes, el agua del mar, su oleaje, la arena del desierto, está tan logrado que parece filmado.

El actor que interpreta a Tintin es Jamie Bell, recordado por su conmovedor Billy Elliot. El capitán Haddock es Andy Serkis. De las huestes de Jackson, Serkis tiene vasta experiencia en interpretación de personajes animados: supo ser Gollum en El señor de los Anillos, y Caesar en El origen del planeta de los simios. El malvado Sacarin quedó a cargo del actual 007, Daniel Craig.

La aventura narrada en esta película comienza cuando Tintin compra una reproducción en miniatura de un barco antiguo, el Unicornio. El barco encierra una leyenda, y un misterio, que la misma naturaleza curiosa de Tintin (“busco respuestas”) le lleva a resolver. Como las Indiana de Spielberg, la película no pierde su ritmo, ni siquiera en los últimos minutos, cuando la trama parece estar resuelta. Logra el efecto de la historieta original: que el espectador se sumerja en la aventura, como si formara parte de ella. No hace falta 3D; aún con animación en dos dimensiones estamos dentro de esa pelea con piratas, de la vertiginosa y alucinante persecución por una ciudad marroquí, y hasta nos vemos inmersos en una suerte de lucha medieval entre grúas. Tiene su cuota de suspenso; su cuota de humor, básicamente aportado por los no tan ineptos policías Hernández y Fernández, y varios momentos del capitán Haddock, y, por supuesto, su gran cuota de acción.

Para quienes hayan leído a Tintin de chicos, el film es casi la realización del sueño de entrar a la historia, como incluso hicieron Spielberg y Jackson a través de cameos animados. Para las nuevas generaciones, seguramente sea una bienvenida revelación.

Dicen que ésta es la primera de una trilogía. Sabiendo quiénes están detrás, la “estructura trilogía” no sorprende a nadie. Y dicen también que la próxima la dirigirá Jackson, que aquí, bajo la dirección de Spielberg, es productor. Espero que las versiones sean correctas, porque, si me preguntan, me encantaría que el estreno de la siguiente fuera mañana.