Las aventuras de Peabody y Sherman

Crítica de Juan Sapia - EscribiendoCine

Un viaje de aprendizaje

A priori, la idea de una remake de Mr Peabody sonaba, por lo menos, dudosa. El hecho de reflotar un dibujito de los 50’s, prácticamente desconocido hoy en día y que encima tenía pretensiones educativas, era un proyecto arriesgado. Sin embargo, mediante un guión vertiginoso y una animación contundente, Rob Minkoff (el director de El rey león) logró dotar de vida a este par de personajes que, de otra manera, hubieran quedado sepultados en el limbo de la televisión antigua.

Mr. Peabody es un perro super inteligente. Es un científico premiado con un premio Nobel, consejero de jefes de Estado, quiropráctico con licencia y virtuoso guitarrista de flamenco. No obstante, como él mismo explica al público al comienzo de la película, su mayor desafío es ser padre. Junto a Sherman, su hijo, recorre la historia con WABAC, su máquina del tiempo. Hasta ahí, todo viene bien. Los problemas aparecerán cuando Sherman tenga problemas en el colegio, y esos problemas lleven a las autoridades a plantearse si él puede, como perro, criar un hijo humano.

Entre viajes a distintos momentos históricos (el antiguo Egipto, el Renacimiento, la guerra de Troya) la nueva película de Dreamworks indaga una problemática que la serie original, por impericia o por irrelevancia, elegía no mostrar: la relación padre – hijo de Peabody y Sherman.

Con un elenco que incluye a Leonardo Da Vinci, Agamenón y una aparición brillante de Bill Clinton, Las aventuras de Peabody y Sherman (Mr. Peabody & Sherman, 2014) despliega un humor versátil, que funciona tanto para los chicos como para los grandes, y, como los mejores profesores, educa entre chiste y chiste.