Laberinto de mentiras

Crítica de Flor Salto - Loco x el Cine

Corre ya 1958 en Frankfurt. Hitler ha dejado una huella imborrable, pero al parecer el pueblo alemán aún no entiende el alcance que los campos de concentración tuvieron hace más de diez años atrás. Sin embargo, bastará con que uno de los sobrevivientes de aquel horror reconozca a un ex oficial de la “SS” destinado en Auschwitz, trabajando como maestro en una escuela primaria. Primero la denuncia será exclamada a vivas voces por un periodista, sin resultados positivos. A excepción de Johann Radmann (Alexander Fehling), un joven fiscal que apenas está comenzando y que se hace cargo de las multas de tránsito. El fiscal general será quien designe el caso al entusiasta novato; caso que no será para nada sencillo considerando la cantidad de hombres que acataron órdenes nazis durante el exterminio, las miles y miles de personas que fueron asesinadas, el hecho de que los crímenes de guerra hayan expirado luego de 1945 (a excepción del homicidio) y la protección que estos asesinos recibieron por parte de poderosos altos mandos luego del holocausto.

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Los archivos que documentaban lo sucedido existían, solo que en medio de un silencio atroz. Para juzgar a cualquier culpable, se requieren pruebas contundentes. Y eso fue lo que hizo el protagonista; recabó testimonios, reunió material fotográfico, listas de implicados… A medida que él y muchas otras personas a su alrededor iban descubriendo el horror en su máxima expresión.

Es difícil y discutible creer que muchos alemanes (sobre todo los jóvenes, según el guión del film) ignoraran lo ocurrido durante la guerra. Fuera de ese detalle, el guión es sumamente atractivo.

De todas maneras, lo importante de esta historia verídica es que Johann Radmann logró desenterrar todo lo sepultado bajo un laberinto de mentiras, para llevar a juicio a más de cien hombres que no mostraron arrepentimiento alguno de haber sido cómplices de uno de los hechos más aberrantes en la historia mundial. Por pedido de una víctima, el fiscal centró su investigación en el caso de Josef Mengele, mejor conocido como “El ángel de la muerte”, ese médico que tantos experimentos hizo con niños y demás criaturas inocentes, y que como recordarán de la película argentina de Lucía Puenzo, Wakolda (2013), se refugió en Argentina los últimos años de su vida.

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El cine alemán atraviesa un periodo de excelente crecimiento, pese a los obstáculos con que se encuentra a la hora de distribuir producciones a otros países. La película es muy buena, interesante de principio a fin, con esa estética atrapante que todo film ambientado en épocas pasadas suele tener. Aire fresco escuchar otro idioma que no sea el inglés y toparse con una calidad histórica y visual que muy poco se ve por estos días en el cine de Hollywood; amo y señor del rubro por contar con el poderío suficiente como para hacer llegar su industria al mundo entero.

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Ni el director ni el protagonista cuentan con amplia carrera cinematográfica, pero eso no impidió que Laberinto de mentiras (2014) se alzara con algún que otro merecido premio.

Si pueden, dense una vuelta por este festival porque tiene mucho (y bueno) para ofrecer. Todavía mejor si les atrae la temática del film que acabo de reseñar, porque no se van a arrepentir de haberlo visto. Su estreno comercial tendrá lugar el jueves 17 de septiembre, así que ya saben, hay muchas oportunidades de ver y disfrutar la película.