La voz del silencio

Crítica de Ariel Abosch - El rincón del cinéfilo

En el formato tradicional de la estructura de guión cinematográfico se establece durante los primeros minutos de laq narración, una escena importante, fuerte, que nos va a orientar hacia donde apunta la historia y qué características tienen él o los protagonistas.

Pues en esta realización brasileña de André Ristum no sucede nada de eso. Es una película coral, donde hay muchos intérpretes, destacándose entre ellos la argentina Marina Glezer. Son personas de clase media, o media baja, y a todos los une un denominador común, la crisis, especialmente la económica y financiera por la que transita el vecino país, que termina afectando de un modo u otro a los personajes, ya sea en la salud física o mental.

Para entender lo que sucede hay que tener paciencia durante la visualización, esperando que se desarrollen y evolucionen las pequeñas historias que transitan cada uno de ellos. De esa manera, con el paso de los minutos, el director irá corriéndole el velo, desnudándoles el alma, para que comprendamos que son seres comunes y corrientes, anónimos. Todos sufren por algo o alguien. Es un karma del cual no se pueden despegar.

Como ejemplos, hay una mujer que permanece sentada día y noche en un sillón, duerme en él y bebe cerveza mientras mira televisión, tiene un hijo, que le envía postales de distintos países y una hija que vive con ella, quien trabaja en un cabaret cantando y bailando en el caño. Y otro personaje que es un locutor de radio y asiduo concurrente a ese establecimiento. También está alguien que se cree exitoso porque lleva las malas noticias a las personas que adeudan meses de alquiler diciéndoles que los van a desalojar, pero todo se le derrumba cuando su esposa se descompone y termina internada en un hospital.

Así hay varios casos complicados más difíciles de resolver, y algunos imposibles

Se van abriendo las capas de la coraza. André Ristum cuenta las vivencias y penurias de un grupo de ciudadanos de San Pablo, donde mezcla las emociones, el dolor, la locura, el sufrimiento, avatares, presiones, etc., en forma equilibrada. En ocasiones se entrecruzan algunos de ellos, y en otras interactúan mientras los acompañan distintos géneros musicales, cómo la clásica, el melódico, pop, bossa nova, etc., que le toma el pulso al ritmo elegido por el realizador.

Todos sabemos que la vida es difícil y las historias de este film son exhibidas con toda crudeza y golpea duro en la sensibilidad del espectador, ya que ninguno de ellos la pasa bien, sino todo lo contrario. Sólo subsisten, esperando que la suerte alguna vez esté de su lado.