La vida que te agenciaste

Crítica de Rocío Belén Rivera - Fancinema

LA CULTURA POÉTICA DE LOS 90’S

Todos los que nos dedicamos a una rama de lo artístico, nos especializamos en todo el circuito que rodea a tal o cual disciplina: el músico conoce los lugares donde emergen los nuevos sonidos, las bandas incipientes que vale la pena escuchar, qué géneros son los que arman las movidas; el teatrero conoce los directores que se diferencian del teatro anterior, los nuevos actores que la romperán más adelante, las imbricaciones de géneros que hoy en día son tendencia; el cinéfilo conoce películas que se volverán de culto más adelante, los directores que son vanguardia y que mañana corromperán el mercado, o no. ¿Pero qué pasa con un género tan elitista como la poesía? De eso nos viene a hablar Mario Varela en su documental La vida que te agenciaste, donde retoma una filmación anterior, de la década de los 90’s, con su grupo de amigos poetas y un experimento etílico que se propusieron llevar a cabo en ese momento.

El documental ofrece una rica e interesante historización del movimiento poético argentino en la década de 1990, que al parecer marcó un antes y un después en el campo intelectual literario de nuestro país. Recapitulando varias publicaciones, entrevistando a varios de los protagonistas de esa época y mostrando el devenir de esas figuras hasta nuestros días, el documental reconstruye la importancia de una breve publicación que marcó una gran influencia, 18 Whiskys. Varela, siendo uno de los integrantes de este colectivo de poetas, se propone en el film buscar y entrevistar a los otros fundadores de ese movimiento y algunas personas aledañas al mismo: Fabián Casas, Daniel Durand, Rodolfo Edwards, Darío Rojo, Juan Desiderio, Laura Wittner, Teresa Panchillo, entre otros.

Estas entrevistas, entrecortadas tanto con fragmentos de aquel primer documental de Varela filmado en blanco y negro, donde se muestra una maratón por ocho bares de la ciudad, en una competencia etílica a ver quién toleraba la ronda, como por lecturas en voz de off de poemas de los autores citados, nos permiten además de conocer anécdotas desopilantes de época, delimitar tanto el valor estético e histórico que tuvo este grupo dentro del campo poético de esa época y posterior también, así como dilucidar cómo era el ambiente cultural de ese momento en Argentina, en los años noventa: globalización arrasadora, pizza con champagne, la espectacularización de la política, a lo que la poesía cruda que este grupo propuso se erige como un oasis en medio de un desierto capitalista instalado por un gobierno de corte neoliberal.

Varela presenta por momentos una ficcionalización del género documental, con escenas dramatizadas protagonizadas por los propios poetas y con música diegética que acompaña algunas escenas de la búsqueda de los poetas perdidos. El film atrapa y llena de curiosidad a quienes a lo ven, ya sean conocedores o no de poesía, porque muestra una vida bohemia y artística posible de llevar a cabo a lo largo de los años. Más allá que algunos de esos poetas colectivos de 18 Whiskys se hayan dedicado a otra cosa, siempre continuaron ligados con el mundo cultural y artístico que los formó y fecundó. Una frase le queda, a quien humildemente escribe esta pequeña opinión sobre este documental, marcada a fuego en el cerebro: “tratar de convertir el dolor, en aventura”. Y así debe ser, y sobre todo para quienes decidimos seguir la tan complicada veta del arte como forma de vida, llena de obstáculos, enormes placeres, frustraciones, dolores insoportables y malasangre, pero… ¿Quién no te dice que eso es la aventura del arte? Yo creo que si fuera más fácil no sería igual de divertido.