La vida después

Crítica de Santiago Balestra - Alta Peli

Un título que no llega a la solidez absoluta por su resolución

¿Cuántas veces te ha pasado de que una película este haciendo tan bien las cosas narrativamente, que llegas a rogar que no lo arruinen con un desenlace endeble? Eso fue lo que me paso con La Vida Después.

El truco de Don Alfredo

La Vida Después cuenta la historia de Juan y Juana, un matrimonio que tras veinte años de casados se separa pero se mantiene en buenos términos. La trama se empieza a complicar cuando al poco tiempo de mudarse a un nuevo departamento, él se entera que su mujer ha empezado a salir con otro hombre. Razón por la cual su imaginación de escritor empieza a jugarle una trampa.

El segundo acto de la película se divide en dos puntos de vista, separados por un incidente que no puede develarse porque sería un gran spoiler. Pero ambos extremos están trabajados con detalle y minucioso desarrollo tanto dramático como de personaje. Plantando preguntas, pistas a lo largo de todo su recorrido, haciéndole dudar al espectador hasta el último momento como va a terminar la historia.

Los puristas del guion, entre los cuales me incluyo, no paramos de quejarnos sobre lo flojos que son los segundos actos de algunas películas. Pero existe algo igual de flojo, un segundo acto tan maravillosamente construido que queda completamente desvirtuado por un tercer acto poco satisfactorio. La resolución de La Vida Después es tan abrupta y carente de un clímax apropiado que echa por tierra todas las grandes virtudes que supo construir. Se develan los secretos, pero no se hace nada mas aparte de simplemente descubrirlos. No hay reacción. Sentís como que a la película le falta un final.

Un matrimonio de técnica y actuación
Por el costado técnico, La Vida Después es impecable, utilizando el formato Cinemascope casi de un modo teatral, aprovechando toda la extensión del formato para la puesta en escena. Por el costado actoral, la película descansa íntegramente en los enormes talentos de Carlos Belloso y María Onetto, que entregan trabajos perfectos, adentrándonos en las miserias y los miedos de sus personajes con la expresión justa. Párrafo aparte merece Rafael Ferro como un más que adecuado nexo entre los personajes.

Conclusión

La Vida Después lo tenía todo: Gran factura técnica, excelentes actuaciones y un segundo acto tan sostenido como interesante. Pero un final desacertado te puede costar todo y este fue el caso. Una verdadera lástima; con la resolución adecuada esta película hubiera tenido todas las chances de destacar.