La Quietud

Crítica de Emilio Guazzaroni - Cinergia

La Quietud es la nueva película del aclamado director Pablo Trapero (El Clan, Carancho, Elefante Blanco). Esta vez no muestra a las clases bajas/medias de la sociedad argentina, sino que se ubica en plena estancia de miles de hectáreas donde sucederá la mayor parte de la historia.

Los dueños de todo son Esmeralda (Graciela Borges) y su marido. Padres de Mía (Martina Gusman) y Eugenia (Bérénice Bejo), quien vive en París y vuelve a Argentina por el mal estado de su padre luego de un ACV. Todo el relato pasa a través de Mía, la protagonista, pero no deja de lado a ningún personaje en la interacción de la trama, un punto muy favorable para la narración. A dicho elenco de primera, se le suma el esposo de Eugenia, Vincent (Edgar Ramírez) y el abogado de la familia (Joaquín Furriel).

El guion está escrito a la perfección, como pocos se suelen ser, dando un claro desarrollo y progreso de los personajes a medida que el tiempo corre. Si bien por momentos rebalsa el llanto dramático en las actuaciones, Trapero supo cómo vincularlo con cada uno de los papeles. El film cuenta con una crítica social implacable, donde cuestiona desde la pertenencia de tierras a las clases altas hasta los vínculos familiares, pasando por un autoritarismo maternal y un favoritismo con la hija lejana.

Las analogías -no tan obvias- representadas por el director entre la familia y la estancia -que a pesar de parecer perfecta, está lejos de eso- son geniales. Por ejemplo, se suele cortar la luz y todos se quejan, esa oscuridad es casi tanta como los secretos que cada personaje oculta -que son más oscuros aún-.

Un trabajo actoral que da placer, sobre todo la leyenda Graciela Borges quien da cátedra interpretando a una madre clasista, conservadora y mala persona. Con su voz pone a todos rectos cual líder militar, con pleno autoritarismo. Los encontronazos de ella con Martina Gusman son exquisitos. También así la química que tiene esta última con Bérénice Bejo a pesar de tener escenas jugadas llevadas al ámbito incestuoso.

La Quietud se encarga de tocar todos los temas controversiales habidos y por haber (incesto, infidelidad, autoritarismo, relaciones familiares, amor, enfermedades, aborto, etc.) y falla en muy pocos momentos donde la introducción del tema genera cierto desconcierto. Los toques “humoristicos” vienen muy bien para contrarrestar el oscuro drama. Es una película sólida, muy bien escrita y mejor actuada.