La panelista

Crítica de Ignacio Dunand - El Destape

En lenguaje chimentero, una primicia jugosa

La película de Maxi Gutiérrez critica las frivolidades de la televisión basura empleando la sátira y el ingenio para presentar una historia atrayente en la pantalla grande.

Existe el periodismo de Espectáculos y el periodismo de chimentos. Si el primero se dedica a indagar, comunicar y analizar las novedades y fenómenos de todo el amplio espectro cultural, el segundo representa lo que se conoce como televisión basura. Los magazines de archivo -para muchos, la cloaca del oficio- y quienes los integran, conductores y opinólogos vanidosos, cuya única misión es perseguir primicias inmiscuyéndose en las vidas de las celebridades de turno, son el objeto de crítica de La panelista. El director Maxi Gutiérrez logra una notable sátira llena de personajes fácilmente reconocibles y le da la oportunidad a Florencia Peña de explorar un registro diferente a los usuales roles cómicos con los que se ganó a su público.

Marcela Robledo (Florencia Peña), panelista de Imprudentes -un programa de chimentos con clarísimos guiños al histórico Intrusos- descubre una noticia que puede cambiar la historia de la televisión, desenmascarando la doble vida del respetado galán Osvaldo Lebló (Diego Muñoz). Está a punto de perder su lugar en el panel y ésta es su oportunidad de evitarlo. Pero su compañero Ricardo Toledo (Diego Reinhold) quiere dejarla fuera de la primicia. La ambición ciega a Marcela y la lleva a cometer un atroz delito que la convierte en protagonista de una pesadilla digna del prime time.

En el drama televisivo los horrores se magnifican con efectos de sonido, las emociones se fingen, la ficción se confunde con la realidad, los protagonistas usan máscaras de frivolidad y el único jefe es el rating. Maxi Gutiérrez entiende a la perfección la dinámica carnicera del medio llevándola a una parodia humorística con tintes de thriller. Combinación refrescante a la que pocos cineastas se le animan; uno de los más reconocidos en la materia es Alex de la Iglesia.

Lejos de los personajes estereotipados que le marcaron una sólida trayectoria en la comedia, Florencia Peña ofrece una lograda interpretación en la que aflora su costado dramático permitiéndole humanizar a su personaje, minoría en una industria históricamente varonil. A Peña se le un talentoso elenco entre los que se destacan Campi (en un simil Paulo Kablan del periodismo de investigación) y Favio Posca, con su divertido histrionismo característico. En lenguaje chimentero, La panelista es una primicia de lo más jugosa.