La oscuridad

Crítica de Martín Morales - MM Críticas

LA OSCURIDAD SE APODERO DEL MUNDO

El apocalipsis toma aquí una forma distinta y atractiva, que sirve como principal eje argumental de la cinta, pero que falla en dejar demasiadas puertas abiertas a la libre interpretación del espectador, en desarrollar actuaciones que nunca se lucen y, principalmente, en brindarle al público los suficientes sustos y escenas de suspenso como para hacer de ésta una experiencia que se diferencie de las muchas otras que cuentan con una misma temática.

La historia se centra en contar como un grupo de personas sobrevivieron al día final de la humanidad. La oscuridad se apoderó de cada rincón del planeta y son unos pocos los que han podido conseguir salvarse gracias a alguna luz artificial que los acompañaba en dicho momento. Ellos van a tener que tratar de encontrar la manera de ganarle a las sombras y volver a vivir como en el pasado.

Esta película comienza de manera muy interesante, yendo al conflicto sin perder el tiempo en cuestiones paralelas, e introduciendo los diferentes puntos de vista del hecho de cada uno de los personajes que pudieron sobrevivir. Es aquí donde se crea un suspenso y un misterio que está muy bien logrado visual y dramáticamente y que, gracias a las pocas explicaciones que se dan, al principio se crea tensión e intensidad. Los momentos en el cine y esa maravillosa escena en la que participa un avión cayéndose en el horizonte, son, sin duda alguna, los mejores momentos de la película.

Pero, luego de esta muy correcta introducción, la cinta transita por muchos lugares comunes, ocasionado que el interés y los muy bien logrados climas del comienzo se vean destruidos y sin sentido ya pasando la media hora de duración. Los personajes entran en un bar, el único lugar en el que tienen luz. Allí aparecen las típicas y previsibles escenas en las que ellos deben ingeniarse una manera inteligente para escapar, mientras que se les van acabando las baterías de las linternas y el generador va perdiendo fuerza. Son muchos los minutos en los que no pasa nada más que miradas, pensamientos y escenas de suspenso que finalizan, algunas en sustos y otras en la retirada estrepitosa de las sombras.

A su vez, y allí el mayor problema de esta película, el guión no explora las causas del hecho ni se preocupa por explicar algunos pozos argumentales que aparecen y nunca tienen respuesta ni sentido. Son muchas las preguntas que quedan abiertas a la libre interpretación del espectador, lo que produce que, llegando al final, la caracterización de los personajes sea ínfima y que poco importen cuando van muriendo uno a uno. La muerte de un personaje, casi en la conclusión, carece de fuerza y de ingenio.

Por otro lado, el remate, el momento en el que se suponía que algo interesante estaba por pasar, queda en la nada misma, no se explica nada de lo sucedido antes y es protagonizado por dos personas que le restan verosimilitud y mucha intensidad. Una lástima, porque la idea es buena, pero está mal llevada adelante.

El villano aquí es la oscuridad, que toma formas humanas y que se desplaza con rapidez. Este recurso, pese a que se abusa demasiado el CGI, está muy correcto y aporta, en algunos momentos, un suspenso bien logrado y un estilo visual que juega con el movimiento de las sombras y las luces.

Las actuaciones son regulares. John Leguizamo no logra destacarse, principalmente porque su personaje está casi todo el tiempo tirado en una mesa de billar, dolorido y con poco diálogo. Hayden Christensen, el protagonista, se destaca al comienzo, cuando expresa el desconcierto por lo sucedido. Thandie Newton, está muy sobreactuada, en especial en cada situación en la que se la ve buscando a su hijo.

"Vanishing on 7th Street" es una película que juega, una vez más, con la etapa post-apocalíptica de la humanidad y falla en ser original y en transmitir emociones. Una cinta regularmente actuada, con recursos visuales aprovechados al comienzo, con una historia que nunca cobra sentido y con un final decepcionante.

UNA ESCENA A DESTACAR: avión cayendo.