La noche del lobo

Crítica de Jorge Luis Fernández - Revista Veintitrés

Ulises (Tom Middleton) es un taxi boy fachero y algo pendenciero. Una noche escucha el mensaje de abandono de Pablo (Nahuel Mutti), y antes de dejar su departamento le roba plata y una pistola, aparte de hacerle algunas chanchadas. Cuando Pablo, una suerte de empresario hípster, regresa al departamento y descubre los regalitos, jura venganza y sale a buscarlo con su auto. Mientras tanto, Ulises se engancha chongos, se vende a un gay obeso y se enfiesta con cocaína en cuanta disco descubre por el camino. También, en un puesto de choripán, le roba una Suzuki destartalada a un pobre cuidador de garita. La noche del lobo es la noche de la lujuria, el desenfreno, bastante absurdo, de Ulises (algunas partes parecen una versión kitsch de Shame, el último gran film de Steve McQueen); pero en contraposición a las situaciones bizarras (o quizás, en sincronía), hay un buen retrato de la noche porteña, de lugares indudablemente palermitanos, y en ese logro radica buena parte del atractivo del film.