La momia

Crítica de Fernando Alvarez - Todo lo ve

Alejada del tono ingenuo que imprimió el clásico de 1932 y de la saga protagonizada por Brendan Fraser, La Momia es un intento de Universal por iniciar el Universo Oscuro, que continuará con La Novia de Frankenstein, Doctor Jeckyll y El Hombre Invisible.

En este primer eslabón que resucita personajes icónicos para competir con criaturas del mundo Marvel y DC, el director Alex Kurtzman combina pasado y presente en una alucinógena historia en la que la reina Ahmanet -Sofía Boutella- cuyo destino le fue arrebatado injustamente al no heredar el trono, se despierta en la actualidad expandiendo su maldición.

Nick Morton -Tom Cruise- encuentra una tumba en suelo iraquí mientras busca reliquias junto a su compañero Chris -Jake Johnson- y la especialista en jeroglíficos Jenny -Annabelle Wallis- y el sarcófago es trasladado a Londres por fuerzas militares. Y claro, que tras su contenido se lanza también el Dr. Jekyll -Russel Crowe-, que lidera una oscura organización y que será el nexo de las próximas películas.

Con este planteo, el film funciona mejor en su primera parte con su atmósfera lúgubre y escenas de acción y sobresaltos, que en su desenlace, presentando su galería de personajes que tendrán protagonismo en las siguientes entregas.

Con ecos de los "muertos vivos" que tanto han invadido la pantalla y con una vuelta de tuerca sobre la historia que todos conocemos, la película encuentra buenos momentos como la secuencia del avión, el ataque en el callejón oscuro, la morgue y las escenas desarrolladas bajo el agua.

La versión de una momia femenina desparramando muerte junto a su ejército de resucitados y retorciéndose como una monstruosidad, recuerda algunos títulos orientales del género de terror de décadas pasadas, como así también los diálogos entre Nick -espejo mediante- y su amigo "muerto" nos traen a la memoria momentos de Cementerio de animales. La conexión mental de Nick con Ahmanet y el "lado oscuro" que aflora en manos del Dr. Jekyll, son parte de una propuesta vertiginosa, que si bien pierde por momentos su rumbo siniestro, se disfruta con un Tom Cruise que recibe más golpes que nunca y se ve siempre eterno entre dagas, romance y mercurio.