La mirada del amor

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

EL PASADO VUELVE

Nikki (Annette Bening) se quedó viuda hace cinco años. Está sola y triste. Y una tarde descubre en los jardines de un museo un hombre que es exactamente igual a su marido. La sorpresa y la curiosidad se transforman en obsesión. Ella quiere conocerlo. Y lo logra. Y se empeña en quererlo. Y el tipo se engancha porque a él también el matrimonio le ha dejado un gusto amargo y necesita urgente una segunda oportunidad.

El tema del sustituto, tan tratado en el cine, invita siempre al juego de los falsos espejos. Ella no le cuenta de su gran parecido con el ex. Vive escondiendo fotos y amistades. Pero cuando él se entera que lo que sostiene ese vínculo es más la copia que el original, decide borrarse. Y todo se vendrá abajo, bien abajo. Historia mal escrita sobre gente que en el amor elige muy mal (el vecino melancólico y la hija de Nikki, también) y que anda siempre con cara de sufrimiento. Melodrama convencional, desganado, con una señora que no termina el duelo y un Ed Harris que no sabe qué hacer en esta historia lacrimógena que, mal o bien, nos recuerda que el pasado siempre está volviendo