La masacre de Texas

Crítica de Federico Ignacio Bazán - Cuatro Bastardos

[REVIEW] La Masacre de Texas: Lo primero es la familia.
Llega una película que muestra el origen Leatherface, con muy buenos directores a cargo, y mucha sangre que los amantes del género apreciarán.
La figura e historia de Leatherface se fue formando mediante la presentación de varias películas, desde que se estrenó el original film de Tobe Hooper allá por el año 1974. No hubo resurrección de Leatherface a lo Jason Voorhes, o películas que expliquen la biografía del asesino, como las obras e Rob Zombie sobre Michael Myers. De todas maneras existió un The Texas Chainsaw Massacre: The Beginning (2006) pero sirviendo como precuela para el film The Texas Chainsaw Massacre de 2003.
Entonces llegó la hora de darle una digna película a Leatherface con la dupla de directores Alexandre Bustillo y Julien Maury los cuales nos dieron la bellísima y sangrienta À l’intérieur (2007).
El comienzo es un clásico homenaje a la cena en la mesa rectangular de la película de Hooper (Y Kim Henkel), en donde los integrantes de la familia Sawyer explotan su locura al máximo. Desde los encuadres hasta los gestos de los personajes evocan a aquel clásico del terror. Vemos a un muy joven Leatherface siendo obligado por su familia a realizar una atrocidad. Sangre explícita asegurada.
Con el paso de los minutos seguimos conociendo personajes como el policía Hal Hartmann y más a fondo a Verna, la madre de la familia Sawyer. Ambos desaparecen por momentos, para aparecer de mitad para adelante del film de forma más continua, siendo bien actuados por Stephen Dorff y Lili Taylor pero finalmente desaprovechados.
Los que más aparecen en pantalla son los jóvenes del reformatorio. Uno de ellos siendo el hijo de Verna, el cual fue capturado debido al asesinato de una mujer en la casa Sawyer, vista en la película original de 1974 y siendo reconstruida para este film. Ya que desde el lanzamiento original de la película de Hooper, el lugar utilizado como la casa de la familia Sawyer ha cambiado por completo. Ahora si pasas por ahí es un campo abierto, sin ninguna indicación de que haya existido una allí.
Los personajes están bien definidos, con locuras atractivas y entregando una incógnita no muy compleja de quien es en verdad Jed, el hijo de Verna. Las actuaciones sin esperar demasiado, podrían resultar satisfactorias, especialmente los pacientes que escaparon del reformatorio de muy escasa seguridad para luego ser perseguidos por el policía vengativo. Los jóvenes contienen una ira y locura que en algún momento tenía que explotar, y cuando eso sucede, el gore, la sangre a borbotones satisface al amante del género.

Los protagonistas son James Bloor (Dunkirk) siendo Ike, Jessica Madsen (Tina & Bobby) que interpreta a Clarice, ambos presentando una pareja demente cautivadora. También tenemos a Jackson interpretado por Sam Strike (Timeless), y a Sam “Hodor” Coleman ( Wyllis en Game Of Thrones) siendo Bud, un muchacho gigante con mucha fuerza. Todos traumatizados por el trato en aquel reformatorio, además de poseer alguna deficiencia psiquiátrica.
Además tenemos al personaje de la enfermera Lizzy interpretada por Vanessa Grasse (Roboshark) siendo una protagonista difícil de definir debido a que tiene la intención de ayudar a los pacientes, pero a la vez quiere escapar de ese grupo que la tiene cautiva después de ver las atrocidades que pueden hacer. Esta ambigüedad parece mal presentada por el guionista poco experimentado en el terror, y en largometrajes, debido a que Seth M. Sherwood solo tenía varios cortometrajes (Black Mass y Fruitcake) y una serie de comedia (The World Of Cory and Sid) antes de escribir este film. Aunque ahora parece que le agarró el gusto al género y está en post producción su próxima película en la que es guionista, llamada Hell Fest de Gregory Plotkin (Paranormal Activity: The Ghost Dimension).
Leatherface sería primera película de la franquicia de Texas Chain Saw Massacre que no se filmó en los Estados Unidos. En cambio, la película fue filmada en Bulgaria por razones presupuestarias. Además fue la última película que produjo Tobe Hooper antes de su muerte el 26 de agosto de 2017 por causas naturales.
Una vez Tobe Hooper dijo que lo que lo inspiró a crear Leatherface fue “la falta de sentimentalismo y brutalidad de las cosas” debido a las noticias que veía en Estados Unidos relacionadas a los sucesos como Watergate o la Guerra de Vietnam. Solo era “mostrar cerebros derramados por todo el camino“, lo que lo llevó a pensar “el hombre era el verdadero monstruo aquí, solo usando una cara diferente, así que puse una máscara literal sobre el monstruo en mi película”.
Aun así se tiene conocimiento de que el creador de obra cinematográfica de la Masacre de Texas además tuvo como inspiración al asesino en serie Ed Gein. Teniendo en cuenta eso y el sentido común, es muy complicado creer en lo que nos presenta el guion con respecto a la transformación de un chico en Leatherface. Resulta poco verosímil o básicamente no tiene mucho sentido creer que el asesino se convierte debido a una traición de una mujer. O que solo el maltrato hacia los jóvenes en el reformatorio tenga un peso suficiente para dicho arco de transformación, pero el esfuerzo en mostrar algo más que solo órganos y mucha sangre está. Eso lo hace una película buena que se diferencia a las otros films que salieron después de la original.
A pesar de que hay momentos bastante inverosímiles hasta para el género mismo, como una situación en particular que recuerda a Star Wars para librarse de la policía, los personajes son interesantes, como el oficial de policía que busca venganza y no se anda con rodeos, o los enloquecidos jóvenes personajes que aquí se interpretan que muestran hacerlo bastante bien. Además de un maquillaje y efectos sanguinarios que se representan de manera excelsa en escenas dramáticas.
No es para nada una película aburrida, y no se enfoca en las víctimas inocentes clásicas del género, sino más bien en la locura y el ambiente lacerante que rodea a los personajes.