La librería

Crítica de Rolando Gallego - El Espectador Avezado

Una de las realizadoras más particulares del cine mundial regresa con una lograda propuesta que realza, a partir de las interpretaciones y las locaciones, un conflicto simple y trascendental a la vez, la llegada del extraño.
“La Librería” (2017), nueva película de Isabel Coixet, marca la transición entre su cine intimista y particular, hacia una temática universal que prefiere desandar algunos lugares comunes, cercanos al melodrama, para potenciar su historia y relato.
Con una cercanía notable a “Chocolate” (2000) de Lasse Hallstrom, en esta oportunidad, el objeto de deseo no serán las delicias comestibles, sino los libros, y, particularmente, las ganas por lograr que un pueblo comience a leer y crezca de otra manera, espiritualmente. La viuda Florence (Emily Mortimer) llega a una pequeña y olvidada ciudad portuaria de Londres.
Es tiempo de guerra y tras perder a su marido en combate decide reunir todo su dinero para emprender un proyecto. Segura de sí misma, y con la convicción que el ramo escogido será el ideal, su arribo al lugar será con la intención de inaugurar una pequeña librería en la que no sólo los compradores se encuentren con clásicos, sino, principalmente, en la posibilidad de leer nuevos estilos y autores.
Tras meses de estar detrás del local, finalmente comienza a recibir los libros que ubicará en los viejos estantes del lugar, y el pueblo comienza a hablar de la nueva librería que albergará en sus estantes la cultura y el conocimiento.
Pero días antes de inaugurar, una mujer que domina la ciudad (Patricia Clarkson), la invita a declinar de abrir el espacio, aludiendo que ahí ella gestionará un centro cultural, algo que, entiende, será mejor que cualquier negocio.
Florence se resiste, no sólo por la proximidad y liviandad con la que se hace el pedido, sino porque, principalmente, desea vivir de un sueño que tuvo toda su vida, tener un espacio para compartir la pasión por los libros, y, conocer gente nueva que la acompañe en esa travesía.
Sin entrar en más detalles de la trama, rápidamente el conflicto se desatará sin posibilidad de acuerdo.
Florence verá cómo su vida de un momento a otro pasa de un cálido recibimiento al odio sin razón. Pero no estará sola, se hará de un cliente muy importante para el lugar, alguien que sostendrá que esa librería es mucho más que un negocio, y que en ella se puede viajar a través de la lectura sin siquiera sacar pasaje.
Coixet adapta la novela homónima de Penelope Fitzgerald, casi al pie de la letra, pero deja espacio para su toque personal, generando un relato apasionante sobre las ganas de emprender y sostener un proyecto a pesar de todo.
La estilizada dirección de cámaras y las sólidas y potentes interpretaciones de Mortimer y Clarkson, acompañadas por el gran Bill Nighy, son el punto más fuerte de una historia que se cuenta con sutilezas y detalles, con silencios y con pasión, transformando a “La librería” en un evento ineludible para los amantes del buen cine.