La ley del mas fuerte

Crítica de Gabriela Avaltroni - Función Agotada

Los olvidados

Drama, oscuro y familiar, enterrado en el noroeste de los Estados Unidos. En Rust Belt, se encuentran los olvidados, los que sufren la desindustrialización y la falta de empleo, mientras se potencia las apuestas, las drogas y los juegos clandestinos. Desde la primera escena, acto primero de violencia, enunciador que marcará el tono de enfrentamiento que mantendrá la película.

Como relata Bruce Springsteen (oriundo de Nueva Jersey, el estado donde transcurre la película) en Factory: “La fábrica le quita el odio, la fábrica le da la vida” y de este modo funciona la vida de Russell (Christian Bale). Un hombre dedicado al trabajo en una acería, al amor de su novia, al cuidado de su padre enfermo y a los desvaríos de su hermano menor, Rodney (Casey Affleck) trastornado por su enfrentamiento en la Guerra de Irak. Y el contexto político que acompaña la historia: la candidatura de Barak Obama a la presidencia.

Decisiones mal tomadas y accidentes inesperados, son los desencadenantes a una sucesión de tragedias que van en aumento. El paso del tiempo que marca la decadencia de estos seres marginados recluidos en un cielo humeante que solo potencia la necesidad de una venganza.

“Restaurar el futuro” escucha el protagonista en la televisión mientras su presente se cae a pedazos.
Russell y Rodney, son personajes opuestos pero con el mismo objetivo: la superación, y el director Scott Cooper (Crazy Heart) los representa en un montaje paralelo mostrando las debilidades de cada uno. Y mientras que el malo parece malo, como la interpretación de Willem Dafoe, bastará que aparezca Woody Harrelson, para ser más malo aún y la historia gire específicamente en cobrar represalia, justicia propia.

Como anuncia la voz de Eddie Vedder, la única banda sonora que abre y cierra la La Ley del más Fuerte, como si fuera un rezo: “Esperaré sin dormir, en la oscuridad. Aguantaré el dolor. Libérame“.