La ilusión de Noemí

Crítica de Jessica Johanna - El Espectador Avezado

Claudio Remedi dirige esta primera película de ficción producida por Grupo de Boedo Films. En su hora y medio, La ilusión de Noemí es un retrato sobre la infancia pero que también trata sobre temas que conciernen de manera más directa a los adultos, como el trabajo y la explotación que se puede sufrir en ese lugar, la vida en un barrio de Buenos Aires (las locaciones del film incluyen La Plata y Berisso), las miradas rígidas sobre ciertos mandatos sociales y hasta una incipiente historia de amor entre los padres de estos amigos.
Más allá de ser una película chiquita y sin pretensiones, La ilusión de Noemí no teme abordar todos estos temas y pincelar algunos más, para entregar una historia tan simple como compleja. Los protagonistas son los dos niños, una nena y un varón, amigos incondicionales e inseparables. Pero ella lidia con la presencia insoportable y rígida de la tía, que ni siquiera ve con buenos ojos que una nena sea amiga de un varón, y pretende llevársela a San Juan, y un padre viudo que hace lo que puede, dentro y fuera de la casa. Él es hijo de padres divorciados y la madre se encuentra luchando por hacerse un lugar como trabajadora en un mundo que se le presenta ridículamente hostil, mientras el padre apenas aparece. Noemí y Sergio se entienden, se encuentran, se divierten, juegan y son simplemente ellos: dos niños descubriendo poco a poco el mundo, de la mano. Es así que, inspirados por una visita al museo de Ciencias Naturales, juegan a excavar en el patio de la casa de ella y encuentran una caja cerrada que no pueden abrir.
La historia del film es pequeña, aunque como menciono anteriormente, abarca diferentes aristas e incluso perspectivas, no sólo las infantiles. Se toma un poco su tiempo para generar un interés específico, pero una vez que lo encuentra no lo pierde. Aun así se sienten algunas incorporaciones que sobran, como la señora perdida que entra a su casa y comienza a decir cosas en otro idioma que ninguno entiende.
A la larga, La ilusión de Noemí es un discreto ensayo sobre la amistad infantil que no teme incluir en el relato a los adultos y sus problemas. Rodada sin pretensiones, a nivel fotográfica su mayor logro es el de capturar rincones de Buenos Aires poco vistos. En cuanto a interpretaciones, sobresalen las infantiles, se sienten más espontáneas que algunas de las adultas. Un film pequeño pero con corazón.