La escuela contra el margen

Crítica de Caty Filgueira - Cuatro Bastardos

La escuela contra el margen: Viendo el mundo desde otra perspectiva.
La escuela es el lugar para aprender y sentirse escuchados.
Los documentales tienen por objetivo mostrar un pedazo de realidad. Las temáticas que abarcan son tan amplias como la cantidad de temas que hay en el mundo. Y los documentales suelen llegar (o por lo menos intentarlo) hasta los puntos más recónditos.
En este caso, el viaje no nos lleva tan lejos. Simplemente al barrio de Lugano, en Buenos Aires, Argentina. Aunque creo que más de uno quizá nunca haya ido y lo conozca. El film en este caso busca mostrarnos el Lugano que un grupo de estudiantes de secundaria conoce, el que los formó como personas y los vio crecer, el que la mayoría desconoce (o no).
Es una realidad que todos tenemos zonas de nuestras propias ciudades que nunca hemos visitado por una razón u otra. También es verdad que la mención de algunos barrios o zonas nos hace pensar “¡qué lugar!” o “¡ahí no voy ni por asomo!”. Y a veces olvidamos algo muy simple: alguien vive ahí.
Esa es la cuestión base de este documental: Un grupo de chicos que, mientras cursa su cuarto año de secundaria, deciden participar del «Jóvenes y Memoria», una iniciativa nacional que involucra la historia de barrios, provincias y demás, y los reúne para compartir los proyectos con otros chicos que también participaron.
Una parte muy interesante de cómo está filmado este documental es lo poco invasiva que se siente la cámara en todas las tomas. Sí, hay momentos donde es obvia, especialmente cuando los chicos le sonríen, le hablan directamente o hacen alguna tontería para llamar la atención. Pero en general, la cámara parece más un espectador voyeur. Se los puede ver a los chicos trabajar desde puntos de vista que te hacen pensar que alguien la apoyó en una mesa y se fue, por ejemplo. Esto ayuda mucho a la dinámica de los jóvenes que, en general, se ven relajados y naturales; lo cual no siempre es fácil de lograr en un film documental, ya que la gente a veces se vuelve muy consciente del hecho de que la están filmando y, por ende, sus interacciones parecen duras o forzadas.
Otro punto que llama mucho la atención es como nos ponen en contexto. Además de los típicos planos abiertos que nos muestran claramente dónde nos situamos en tiempo-espacio (en este caso, pasillos de colegio, aulas, el parque Indoamericano, etc.), también utilizan tomas un tanto más inusuales, como docentes en la sala de profesores pasando lista, hablando de las faltas de algún chico, compartiendo un mate o teniendo una reunión que, además de ponernos en un marco escolar, nos recuerda que el tema a tratar es el lugar geográfico donde se ubica esta escuela y dónde las vidas de los chicos ocurren.
El análisis que se va desarrollando casi en el trasfondo es uno que es muy simple y muy universal, a la vez que muy ignorado y poco «relevante» para algunos: algunas partes de la sociedad tienen más posibilidades que otras. Es simplemente un hecho, quizá, pero uno que para algunos es muy duro de ver cuando se es el que está en el lado con desventaja. Pero algo es seguro, el objetivo narrativo está claro desde el comienzo. Cuando la secuencia introductoria te da un breve pero claro mapeo de Lugano, los barrios que lo componen, los hechos que lo han marcado y el lugar donde esta escuela funciona.
De una u otra forma, los chicos (que al principio son como todo adolescente y la idea de participar en clase no los entusiasma) desarrollan no solo un proyecto digno de presentarse al público, sino también un sentido de pertenencia de sí mismos y del barrio que los rodea muy interesante. Particularmente cuando empiezan a debatir (algunos de los temas que mencionan incluyen la mayor presencia policíaca, las mejoras en el parque, los prejuicios por vestirse de cierta forma y muchos más).
La Profe Flor es alguien que logra llamarles la atención lo suficiente como para que la escuchen y que, de vez en cuando, les tira una o dos verdades a la cara y los deja pensando pero sin robarles el protagonismo que el film le da a este grupo de estudiantes con más para decir de lo que alguna vez se imaginaron.
El film abarca el desarrollo completo de un taller que culmina en la localidad de Chapadmalal, en el encuentro de «Jóvenes y Memoria». Una vez por semana, este grupo se juntó y buscó lograr algo que los hiciera sentir representados y que pusiera a su barrio en el mapa, mientras que de paso ponían en el foco alguna que otra injusticia que los aqueja.
Quizá no logren cambiar el mundo, pero su slogan («Que tu Sur sea nuestro Norte») te hace pensar y su forma de ver y vivir el mundo es algo que quizá deberíamos intentar un poco más. Aceptar las realidades, pero no conformarnos con ellas.