La era de hielo 5: Choque de mundos

Crítica de Diego Tabachnik - La Voz del Interior

La evolución de las risas

La “Era del Hielo 5: Choque de Mundos” vuelve a poner la vara de la saga en el nivel que la convirtió en un tanque, gracias al aporte de los personajes secundarios.

Por fin el ciclo evolutivo de La Era del Hielo vuelve ser un salto hacia adelante y no un paso en falso como ocurrió con las últimas dos entregas de la saga. Esta quinta parte de una de las más emblemáticas películas del cine de animación contemporáneo (la primera se estrenó en 2002) abre el juego a varios personajes secundarios y vuelve a entretener con un sinfín de gags pensados literalmente para todo público, disparados a un ritmo constante.

Siguiendo con el paralelismo de la evolución de las especies, ahora llegó el turno de un gran asteroide que impactará en el planeta Tierra amenazando con aniquilar a todo ser viviente. La licencia que se toman es graciosamente delirante: quien desencadena los sucesos es Scrat, la ardillita obsesionada con la avellana, que viaja accidentalmente al espacio generando un caos intergaláctico. El personaje vuelve a ser el separador entre los demás sucesos de la historia, y cada vez que aparece es un acierto (imperdible la escena en la que su ansiedad se ve desafiada por la “gravedad menos 57” del espacio).

A esta cuestión interplanetaria se le suma otra no menos existencial en la humanización de los animales que propone el filme: los mamuts Manny y Ellie se mueren de celos porque su pequeña Morita creció y planea viajar por el mundo con su novio, el torpe Julián (con la voz de Germán Garmendia, el YouTuber chileno, en un claro guiño a la generación de los millennials).

Pero todo esto pasa a un segundo plano porque el gran dilema es resolver qué hacer con el asteroide y para eso vuelve el gran héroe (en todo sentido) de la película: la comadreja Buck. La secuencia de aparición del personaje que viene del inframundo tiene vértigo, ingenio y gracia, dando el pie para los malos del turno (una familia de dinosaurios voladores que roban huevos, que quizás se podría haber obviado).

Buck se luce como un superdotado de la física y el Cosmos (incluyendo una genial parodia al nuevo conductor de la serie homónima), guiando a la manada hacia una potencial solución tan complicada como poco segura.

En esta apuesta de sumar nuevas caras (el tigre Diego, por ejemplo, tiene breves intervenciones), es cierto que sobre el último tercio de la película aparecen una serie de personajes algo lisérgicos que al principio desconciertan, aunque luego terminan encajando en el engranaje final.

La Era del Hielo 5: Choque de planetas renueva la fórmula que hizo tan eficaz a la saga, sin grandes avances tecnológicos desde la animación (el 3D es correcto pero nada que no se haya visto antes), con el fuerte de cumplir con una la premisa que nunca es sencilla: sacarle carcajadas al espectador.