La cura siniestra

Crítica de Rosana López - Fancinema

HOSPITAL RESORT DE MEDIO PELO

Gozan de buen barroquismo en los detalles y mucha pretensión las grandes producciones del señor Gore Verbinski, cosa que ya demostró en las primeras entregas de Piratas del Caribe. En La cura siniestra lo vuelve a demostrar con un film situado dentro de la vertiente del terror psicológico/hospital maldito.

Con una factura impecable e interesante, llena de imágenes oníricas y grandes travellings, vemos como Lockhart, un joven ejecutivo (Dane DeHaan, visto en Poder sin límites) viaja a los Alpes suizos – obligado por sus superiores- para traer de regreso a un alto jefe de la compañía alojado en una especie de spa psiquiátrico exclusivo. Rumbo a aquel majestuoso pero siniestro destino sufre un accidente que lo “encierra” en aquella mansión que guarda oscuros secretos.

Con un ritmo detallista y tranquilo, Verbinski construye un relato visualmente bello y de mucho suspenso, que sin embargo se pierde a la hora de concluir la historia. El realizador arriesga mucho al ofrecer una narración de terror tan extensa en duración con casi dos horas y media de metraje, algo que pocos directores del género hacen, ya que es difícil mantener la tensión y la atención del espectador en lo que se está contando. Y justamente allí reside el problema.

El film se vuelve aburrido y pesado, hasta caer en sus momentos finales en una total ridiculez interpretativa de sus protagonistas, como el del papel del villano principal. Y eso sorprende si pensamos en este cineasta como aquel que adaptó de forma magistral allá por el 2002 a la oriental Ringu, consiguiendo con La llamada un producto altamente elogiable.

Pese a estos puntos débiles que pesan en La cura siniestra, la generación de climas atrapantes empatizan con el delirio creciente del protagonista, logrando un espiral de locura. Pero es reprochable el tiempo brindado a los enredos que se generan alrededor del joven, algunos integrantes del pueblo y una bella chica enigmática que vive en el hospital. Por ello, todo parece desinflarse cuando, luego de una potente introducción y un interesante desarrollo, los cabos deben ir atándose. El resultado son piezas unidas de forma desprolija y descabellada.

Y como si fuera poco, La cura siniestra no solo guarda relación en su título con aquella gran pieza de Scorsese llamada La isla siniestra, sino que también tiene ciertos paralelismos con esa historia donde Di Caprio buscaba en su rol de detective a una paciente fugada de un manicomio dentro de una pequeña isla. Pero Verbinsky está muy lejos de esa excelente propuesta. El resultado en esta oportunidad queda a medio camino, ofreciendo un mediocre entretenimiento que en su interesante trailer