La creciente

Crítica de Luciano Mezher - Visión del cine

En tiempos de cuarentena y adaptándose al cierre de las salas, a Cine.Ar llegan los estrenos de cine argentino arrancando con La creciente de Demián Santander y Franco González.
La película explora la llegada de Matía a una de las islas del rio Paraná. Él viene escapando por algún delito que cometió y encuentra refugio y trabajo con el correntino. Este hombre “poderoso” de la zona le da un lugar y comida mientras trabaje cortando leña y arriando el ganado. Los conflictos comienzan a surgir con otro empleado que tiene el patrón y también cuando Matía entabla una relación amorosa con la joven que vive con el jefe.

Cristian Salguero (La patota, El invierno) tiene una mirada y una forma de actuar indiscutible a la hora de construir personajes complejos que se balancean entre el bien y el mal.

La creciente termina mutando de un drama familiar a un western criollo. Un pueblo donde todo se sabe, donde hay opresores y oprimidos. En este lugar abandonado rige la ley de la selva. Se podría haber explorado un poco más este concepto pero los directores deciden enfocar la atención en el enfrentamiento entre Matía y el correntino.

Matía quiere escapar de su pasado delictivo pero no encuentra oportunidades y vuelve a sentir la presión, buscando la necesidad de escaparse nuevamente.

El paisaje crudo y hostil sirve aún más para reforzar el dramatismo. Y la creciente del río se avecina como una amenaza que está cerca pero que no sabemos cuándo puede arrasar con todo y empuja a los personajes a actuar de la peor manera sólo para sobrevivir.

La creciente de Demián Santander y Franco González explora la crudeza de la naturaleza y el ser humano. El río es aquello que separa a los protagonistas de una vida diferente: mejor o peor.