La chica que soñaba con un fósforo y un bidón de gasolina

Crítica de María Cecilia Latorre - Leedor.com

Segunda entrega de la Trilogía Millennium. Versiones cinematográficas de la obra literaria de Stieg Larsson, periodista y escritor sueco que falleció súbitamente en 2004, a pocos días de la publicación de su primera novela policíaca: Millennium 1 Los hombres que no amaban a las mujeres.

Una mezcla de drama y misterio. Un thriller muy particular, que nos presenta personajes fuertes y controvertidos. Recordemos la trama de la primera película: Mikael Blomkvist (Michael Nyqvist), un cuarentón periodista de izquierda, es contratado por el empresario Henrik Vanger para investigar la extraña desaparición de su sobrina Harriet hace 40 años. Paralelamente se nos presenta Lisbeth Salander (Noomi Rapace), una joven hacker profesional de gran intelecto, postpunkie y con algunos inconvenientes para relacionarse con las personas. Juntos llevarán a cabo la investigación, que los unirá, sacando a la luz el macabro pasado de algunos de los integrantes de la familia Vanger. Pero a su vez presenciamos la triste historia de Lisbeth, a través de sus sueños, y de escenas de violencia que la pobre chica sufre en manos de su administrador.

Estos relatos nos presentan una Suecia corrupta, vinculada al nazismo de postguerra, con una sociedad machista, que queda claro en el maltrato a Harriet y a Lisbeth que juegan de contrapartida. Con diferencias en cuanto a estrato social y familiar, ambas son victimas de la violencia masculina. Y en este caso Larsson invierte los roles, al proponer a Lisbeth como la heroína de la historia, la chica que salva al chico, la justiciera, la que se venga de los malos, la que carga con el peso de su pasado y su presente mientras lucha por su vida y por la de Blomkvist.

En esta segunda historia, La chica que soñaba con un fósforo y un bidón de gasolina, la trama se centra en la vida de Lisbeth, y aunque Blomkvist continua formando parte del relato, ella es la fuerza devastadora que guía el desarrollo de esta película, convergiendo en un final abierto que conecta directamente con la tercera parte de la Trilogía: La reina en el palacio de las corrientes de aire.

Las tres películas llevan los nombres de las novelas de Larsson. En cuanto a las adaptaciones cinematográficas tenemos un reparto técnico diferente. En Millennium 1 la adaptación estuvo a cargo de Nikolaj Arcel y Rasmus Heisterberg que trabajaron conjuntamente con el director Niels Arden Oplev. La búsqueda de la calidad en el film es muy notoria, y el ritmo se presenta justo y acorde al suspense que requiere este tipo de trama. En el caso de Millennium 2 la adaptación es de Jonas Frykberg con dirección de Daniel Alfredson. La continuidad se da a partir del mismo reparto de actores, con presencia de nuevos personajes, de mismas pautas narrativas, de escenarios que se repiten, de grandes tomas de paisaje; pero en cuanto a calidad cinematográfica no se puede hablar de correlación con su antecesora. Se pierde un poco la emoción y el ritmo, como así también la incursión en el detalle. Cabe recordar que tanto Frykberg como Alfredson se han dedicado a trabajar para televisión y en este punto se puede afirmar que esta segunda película tiene la impronta de serie televisiva. Pero no hay que desmerecer que la historia atrapa, que Lisbeth, silenciosa y perturbada, nos introduce en su mundo provocando compasión, a pesar de su frialdad, y fanatismo por semejante personaje.

Esta claro el compromiso sociopolítico de Larsson, representado muy bien por Blomkvist (su alter ego) y respetado por ambos directores. En esta segunda parte se agrega una clase de misticismo que despiertan las actitudes de Lisbeth en relación con el fuego. Estamos en presencia de una quema de brujas, la búsqueda y ajusticiamiento del hereje. La venganza a esta corrupción que afecta a una sociedad siempre orgullosa de mostrarse como ejemplo ideal ante el resto del mundo. La crueldad no tiene límites, y en algún punto parece como demasiado, pero aún así, no deja de tener rasgos realistas.

Pero Lisbeth no está sola. Si bien Blomkvist no tiene el protagonismo de la primera parte y se dedicará casi exclusivamente a tratar de encontrarla, es el que irá descubriendo los secretos de Lisbeth, ese terrible pasado que conecta la segunda y tercera parte de esta particular historia, que va dejando de lado lo detectivesco para volverse más hacia el drama.